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Reportaje:

Marcados por el lodo y viviendo junto al veneno

Lindane, cianuro y arsénico. El cauce de la ría Asua, junto a los accesos al aeropuerto de Sondika y en la zona de mayor concentración industrial de Euskadi, está totalmente contaminado. "El agua que baja por la ría es de color muy oscuro, con presencia de manchas de aceite e intenso olor fecal, y burbujas. Gran presencia de fango muy oscuro. Cuando aumenta el caudal de agua, ésta se introduce por las cañerías de las viviendas. Se evidencia también presencia de roedores que llegan a entrar en las viviendas". Las conclusiones son del informe de Sanidad, del 4 de septiembre de 1995, en respuesta a las denuncias de los vecinos del barrio de Asua, y que ha sido corroborado en 1996 y 1998. Un paseo por el kilómetro del tramo de la ría más afectado resulta esclarecedor. Hoy, el agua tiene un color grisáceo, con un tono verdoso por momentos; los lodos del cauce no se mueven y llegan a cegar parcialmente un puente; en las orillas, se pueden encontrar una variopinta clase de objetos inservibles, todos cubiertos con su ración de barro. El problema se agrava porque hay medio centenar de vecinos con sus casas tocando el cauce. Las inundaciones de 1983 hicieron gran parte del trabajo, preparado desde mediados de siglo por la incontrolada actividad industrial. Pero la estocada fue a principios de los 90 con la conclusión de las obras del colector de aguas fecales de todo el Txorierri, que desemboca en la ría un kilómetro más arriba. "Mira, hace cinco o seis años, cuando las fábricas paraban varios días por vacaciones los mubles subían por la ría. Ahora no va ninguno", proclama Kepa, el dueño del bar situado a cinco metros del cauce. Mikel Arieta-Araunabeña, alcalde de Erandio (PNV), frunce el ceño. "Desde 1986 el Ayuntamiento lleva alertando de los problemas que había, pero nadie se ha tomado el problema en serio". Los vecinos están más que hartos. "Estamos así desde 1983. Hemos tenido cuatro o cinco inundaciones de un metro desde entonces, con toda esta mierda en nuestras casas. Y nadie nos ha dicho que tenemos este problema", se queja Pilar Areitio, que lleva 40 años viviendo a cinco metros de la ría. Que las entrañas del cauce están contaminadas era lo esperado. En marzo se confirmaron los temores cuando la Dirección de Aguas del Gobierno vasco inició el dragado del cauce, que tuvo que paralizarse. Se detectó una amalgama de metales pesados, como lindane, arsénico y cianuro. "¿Qué pensaban sacar del río? ¿Caramelos?", ironiza Emilio Rodríguez, el marido de Pilar Areitio. Ambos lamentan la muerte de uno de sus perros, "que anduvo en el río y en dos días se fue. El veterinario nos dijo que estaba quemada por dentro". El temor es evidente. "Hemos tenido que poner una valla hacia el río para nuestros nietos. Da miedo hasta tenerlos por aquí", añaden. Las autoridades locales reprochan pasotismo. El alcalde de Sondika, Jon Iñaki Zarraga (PNV), recuerda el Plan Euskadi XXI, que preveía invertir 600 millones para llevar a cabo el encauzamiento en 1996. "Estamos en 1998 y todavía no se ha hecho ni el proyecto". La sucesión de instituciones con competencias -los departamentos de Obras y Medio Ambiente del Gobierno vasco, El Consorcio de Aguas Bilbao-Vizcaya, el departamento de Costas del Gobierno central- agrava las soluciones. Pedro Jáuregui, director de Aguas, remarca que en el Asua hay dos problemas diferentes: los malos olores debido al colector y los lodos existentes por una situación histórica. "Decir que hay un riesgo para la población es mucho decir. Los materiales están el el lecho del río, no en las huertas". La diferente tonalidad de las aguas evidencia que las empresas siguen vertiendo sin control. Jáuregui lo admite pero matiza. "Al no estar clara la competencia institucional, el control de los vertidos ha sido muy sui generis. Ahora, aunque siga sin estar claro a quien compete, nuestra voluntad es hacer un control mucho más riguroso". Los departamentos de Obras Públicas y Medio Ambiente han señalado esta semana que trabajan conjuntamente en solucionar este problema. "No estamos parados, pero es complicadísimo". Los vecinos se resignan. "No tenemos ninguna esperanza. Aquí se necesitan varios miles de camiones para retirar los lodos". El alcalde de Erandio asiente. "Conozco como funciona la Administración y si no hay partida presupuestaria...Pero al menos que se sienten las bases".

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Euskadi, tierra de ríos de aguas sucias y muy contaminadas
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