El nuevo presidente de Indonesia releva del mando al yerno de Suharto
Los soldados indonesios limpiaban ayer a fondo los restos dejados en el Parlamento por los miles de estudiantes que desde el lunes hasta que fueron expulsados en la madrugada de ayer ocuparon el complejo legislativo para protestar contra el régimen de Suharto. Mientras los soldados barrían y fregaban, su jefe, el general Wiranto, cabeza de las Fuerzas Armadas, limpiaba el mando militar. El general Prabowo Subianto, yerno de Suharto y jefe de las Fuerzas Estratégicas (Kostrad), era relevado de sus responsabilidades y enviado a dirigir una escuela militar.
El relevo de Prabowo fue sonado, según comentaban algunas fuentes indonesias. El general, casado con Siti Hediati, la segunda hija de Suharto, se arrancó las medallas cuando le fue comunicado el relevo y se las arrojó al general Wiranto.Prabowo, de 46 años, pasaba por ser el marcador que Suharto había colocado sobre Wiranto y era visto como un posible golpista. Hace sólo unos días compareció en televisión para desmentir que hubiera una enemistad personal con su jefe. Wiranto comentó ayer el relevo-degradación con ironía: «Prabowo carecía de experiencia en un centro docente y era algo que le faltaba en su hoja de servicios».
Prabowo tiene una brillante carrera, con destinos complicados, como el de Timor Oriental, donde se empleó con dureza condenada por Amnistía Internacional para combatir a los independentistas. Era un militar de acción y antes de ser promovido a primeros de año al Kostrad, fue jefe de la Kopassus, una unidad de élite cuya fuerza aumentó de 3.000 a 6.250 hombres. El jueves, cuando Suharto dimitió, la calle en que se encuentra su residencia estaba cortada por soldados de la Kopassus.
Fuentes diplomáticas sólo comentaron crípticamente que el general Prabowo, considerado como el último cartucho de Suharto, ha dejado de ser un factor político que deba tenerse en cuenta. Amien Rais, prominente figura de la oposición, especuló también sobre el relevo: «Seguro que ha cometido algún error». Pero dijo no saber de qué podría tratarse.
El presidente Yusuf Habibie, mientras, prosigue con sus intentos de normalizar la situación. Tras desalojar a los estudiantes del Parlamento, ayer asistió a la toma de posesión de su Gobierno, que mañana celebrará su primera reunión.
La presidencia de Habibie va a estar sembrada de sobresaltos y ayer recibió el primero cuando Ginajar Kartasasmita, ministro coordinador del área económica del Gabinete, declaró: «Necesitamos un nuevo Gobierno con un nuevo mandato fruto de elecciones generales», una consulta que, a su juicio, debe realizarse cuanto antes.
El Gobierno que juró ayer tiene la hercúlea misión de levantar una economía exánime. El Fondo Monetario Internacional, cuyo director gerente viajará la próxima semana a Yakarta, está dispuesto a ayudar, pero algunas de sus exigencias son tan impopulares como la eliminación de subvenciones a productos básicos (electricidad, transporte, combustibles), cuya alza a primeros de mes provocó la crisis que acabó con los 32 años de Suharto al frente de la nación.
EL Gobierno está también intentando medidas populares en otros terrenos, como el dictar una amnistía para los presos políticos, algo que reclamaban los estudiantes que ocuparon el Parlamento. Entre las primeras personas que serán liberadas, en fechas muy próximas, se hallan el sindicalista Bintang Pamungkas y el disidente Mucktar Pakpahan.
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