Vista Alegre pierde peso
Está el público bilbaíno donde estaba el año pasado, fácil y entregado a Enrique Ponce. Le concedieron una oreja a su segundo por tres derechazos algo ajustados, y tres doblones de entrada. Con esa clase de público el torero valenciano puede estar toreando hasta mediados del siglo XXI.No cuenta para ese público que Ponce toreara a ese toro con exceso de pico y puesto fuera de sitio. Incluso da lo mismo que sus faenas se repitan año tras año, verano tras verano. Da impresión que torea de ese modo repetitivo hasta cuando no torea. Y si encima le dan una oreja por matar de una tendida, pues es que estamos en otro siglo, en otra época.
Es una pena que los toros que le tocaron en suerte a José Tomás no embistieran. Su primero no embestía porque carecía de fuerza y le sobraba sueño. Su segundo, de El Sierro, era un toro sin clase, al que le suministró dos buenos doblones, algún derechazo potable y unos pocos naturales poniéndose en el sitio. Vale verle citar, dándole el pecho al toro, con la muleta planchada y con los pies asentados. En el cite hay todo un compendio o la esperanza de algo profundo que va a venir. Lo dijo Stevenson: «Vale más viajar con esperanza que llegar a destino».
Domecq / Litri, Ponce, Tomás Tres toros de Santiago Domecq (tres fueron sustituídos), 1º dócil, 5º media casta, 6º devuelto
Resto de Martelilla, flojos, borregos, adormilados. Sobrero de El Sierro, media casta. Litri: estocada y descabello (petición y gran ovación) ; estocada tendida (aplausos). Enrique Ponce: media y cuatro descabellos (aplausos); estocada tendida (oreja). José Tomás: pinchazo y estocada (silencio); seis pinchazos y estocada (silencio) . Plaza de Vista Alegre, 23 de mayo. Corrida de la Prensa. Tres cuartos de entrada.
Litri iba de comparsa. Por lo visto su destino lo ha fijado Enrique Ponce. Quiere llevárselo para abrir plaza. A Litri le tocó el mejor toro de la corrida. El primero tenía nobleza y cierta clase. Pero Litri es un torero que le cuesta ver los toros. Se entera tarde, queremos decir. Y si hubiera ido al toro cedido y le pone la muleta, por el pitón derecho tenía una mina.
Es raro que en una plaza como la de Bilbao, una corrida de toros se inicie con media corrida de otra ganadería. Eso de que un toro se partió un cuerno y que a otro lo mataron y que otro se aventuró en no se sabe qué, no parece propio de plazas serias. Eso o que ya no quedan plazas serias, salvo Las Ventas. Hay que ponerse serios. La Junta Administrativa debe velar porque Bilbao sea lo que fue en un tiempo, que empieza a ser demasiado inmemorial. Se principia por el desventure de los toros y se llega a regalar orejas. El público triunfalista quiere ser protagonista. Ni siquiera lo hace porque le guste dar orejas, sino que regala orejas para ser protagonista de haberlas dado. Esto es como para parangonar a los públicos de toros con esos hinchas futboleros, que se pasan los partidos vociferando y moviendo los brazos para que les tomen las cámaras televisivas. Los públicos quieren protagonismo. Del modo que fuere. La estulticia como credo.
Babelia
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