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Haro Tecglen y Javier Reverte firman ejemplares en la Feria del Libro de Sevilla

Una memoria intimista de la España moderna y un viaje a la verdad del mito, bello y cruel, de África. Los periodistas Eduardo Haro Tecglen -hoy, sábado, de 6,30 a 8,30 de la tarde- y Javier Reverte -mañana, domingo, de 12 a 2 de la tarde- coinciden este fin de semana en la Feria del Libro de Sevilla firmando ejemplares de sus libros Hijo del siglo y Vagabundo en África, respectivamente, ambos editados por EL PAÍS Aguilar y, ambos, aunque entre sí distantes, dos testimonios precisos y críticos del siglo que acaba.

"¿Y por qué no nos vamos a Sevilla? Seguro que allí no pasa nada", recuerda el niño republicano Eduardo Haro Tecglen que preguntaba, ingenua, su abuela andaluza bajo el terror de los bombardeos en el Madrid resistente de la guerra civil. "Sería por esa cosa de que en el Sur nunca pasa nada malo, no sé... La mujer no sabía que en Sevilla había también un Queipo de Llano", apostilla Haro, tiñendo de la amargura real su propio recuerdo dulce de niño. Haro Tecglen, quien se confiesa "desde siempre atraído por el Sur" conserva de Andalucía una imagen infantil: su abuela contándole que, en Semana Santa, arrimaba el piano a un balcón, o a la ventana, para tocar la "Marcha real" que se confundía con algún paso de palio. Una imagen de niño. Luego, Haro, en los viajes a Tetuán, por el servicio, se entretenía siempre en Sevilla. Después, más Sur: Tánger. "Una ciudad liberal y abierta, sí, pero también tremendamente cruel: los europeos vivíamos bien a costa de la pobreza de cientos de miles de marroquíes", señala Haro-Tecglen, siempre lúcido y revelando el lado oscuro, dialéctico, de cualquier escenario aparentemente perfecto. Más vínculos con Andalucía: El Sol de España, el diario que el maestro fundó en Marbella, en los 60. Y otros, literarios, que aparecen en Hijo del siglo: una reivindicación del olvidado Manuel Machado, la confesión de su "amor" por la memoria del también, tan distante, Pemán -en París, durante una conferencia, Pemán le espetó: "Haro no creerá nada de lo que voy a decir"- y una ironía sobre el Alberti comunista: "Si se hubiera arrepentido, ahora tendría un Nobel, en vez de Cela, que nunca tuvo necesidad de arrepentirse". El libro de Javier Reverte -Vagabundo en África- es un viaje a la verdad, "bella y cruel" del mito de África que, según Reverte, "nunca defrauda si se la sabe mirar a los ojos". A lo largo de 500 páginas, Reverte alterna el didactismo histórico, la crónica de viajes y el relato de su aventura personal atravesando Suráfrica, Tanzania y las riberas del Congo en un periplo que homenajea a Conrad y que nació fruto de ser contagiado por "el mal de África", dice. "África te agarra. Por la fuerza tremenda de su Naturaleza, por la vitalidad de sus gentes", explica Reverte, quien narra la violencia de la colonización, pero también la crueldad de las sociedades primitivas africanas que mantienen la ablación o las tiranías. "No creo en el mito del buen salvaje. África sólo se salvará por la democracia y la cultura, dos valores que no son negros ni blancos".

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