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Una ONG israelí denuncia la tortura sistemática y masiva contra los palestinos detenidos

Israel tortura cada año más de 850 presos palestinos, el 85% de los detenidos. Estos datos fueron desvelados ayer por B'Tselem, una ONG israelí dedicada a la defensa de los derechos humanos y considerada una de las más prestigiosas del país. Su difusión coincide con la reunión del Tribunal Supremo para analizar un recurso en el que se reclama la abolición de los reglamentos que permiten practicar malos tratos.

Los agentes israelíes someten a los detenidos palestinos a siete formas de torturas, cuatro de las cuales están permitidas por las autoridades, según asegura el minucioso informe de B'Tselem (fundada en 1989 en Jerusalén), producto de doce meses de investigación exhaustiva.Una de las prácticas más utilizadas es lo que, en lenguaje técnico, se denómina shabeh , una especie de cóctel de malos tratos en el que se combinan métodos de presión y de fuerza: aislamiento, prohibición de dormir, obligación de permanecer sentado en una silla a la que el detenido está atado de pies y manos, sin la posibilidad de cambiarse de ropa y teniendo que soportar durante horas música a gran volumen.

El shabeh, que se lleva a cabo varias veces al día, se ha ido perfeccionando con los avances tecnológicos. Según se desprende de testimonios de los detenidos, los servicios secretos israelíes refrigeran a los presos exponiéndoles durante horas ante los aparatos de aire acondicionado. Esta práctica también está tolerada por las autoridades.

La más peligrosa es el shaking o sacudida, en la que el policía agarra al detenido por las solapas, mientras éste tiene las manos atadas a la espalda, y le sacude con fuerza durante unos segundos. Esto genera un balanceo seco y rápido de su cabeza pudiendo provocar su muerte por desnucamiento, como sucedió en 1995 con el palestino Samed Harizat. A todos estos malos tratos, B"Tselem añade las amenazas verbales, el dolor físico científicamente estudiado, que se efectúa con la ayuda de una mesa, los puntapiés, las bofetadas o la posición de la rana.

Ayer, mientras se difundía el informe, el Tribunal Supremo empezó a estudiar el recurso contra las Normas Landau, que desde 1987 legitiman el uso de la violencia en los interrogatorios en aras de confesiones rápidas para salvar vidas y hacer fracasar operaciones terroristas.

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