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Salud activará la reforma de la atención primaria en las grandes ciudades

La reforma de la atención primaria se empezó en los núcleos rurales que eran los más desfavorecidos dentro del sistema sanitario público, pero es hora de acabar los cambios iniciados en las grandes ciudades. Ese es justamente uno de los objetivos prioritarios del Plan Estratégico del Servicio Andaluz de Salud (SAS) presentado ayer en Málaga por el consejero de Salud, José Luis García de Arboleya. Desde el SAS se reconoce que la reforma en los núcleos urbanos era una asignatura pendiente por la sanidad pública andaluza.

"Empezamos por las zonas rurales con mayor déficit por razones de justicia, ahora tenemos que concentrar los esfuerzos en las grandes ciudades", argumentó la gerente del Servicio Andaluz de Salud, Carmen Martínez Aguayo. Catorce años después de iniciada la reforma, aún queda por reconvertir un 30% del sistema. Hace un mes, Izquierda Unida denunció que la reconversión en la ciudad de Málaga estaba paralizada, que en los últimos cuatro años la Consejería no había construido ninguno de los 12 centros de salud pendientes y que la mitad de la población, alrededor de 250.000 malagueños, todavía era asistida en ambulatorios. Entonces, la formación calificó de "grave" el retraso porque también afectaba a otras capitales y porque los centros de salud deberían haber entrado en funcionamiento en 1990. El delegado de Salud en Málaga, Jaime Alonso Oliva, esgrimió entonces las mismas razones de equidad territorial utilizadas ayer por Martínez Aguayo, pero trasladó parte de la culpa a IU: "Puede que lleven razón en lo del retraso, pero hubo un momento de crisis durante los dos años de la pinza en el que se plantearon dificultades presupuestarias para poner en marcha algunos centros de salud". Plan Estratégico Polémica aparte, los cambios previstos en el programa para completar el mapa sanitario andaluz deberán estar concluidos en el año 2000, fecha de finalización del Plan Estratégico. Estas actuaciones -que aunque fueron presentadas ayer ya echaron a andar el año pasado con la puesta en marcha de la libre elección de especialista y hospital- no suponen cargas presupuestarias adicionales, sino una reordenación de los recursos económicos, humanos y técnicos existentes "de cara a los retos que plantean los servicios sanitarios del siglo XXI". "Se trata de modernizar el servicio público a lo que estamos obligados por la Ley de Salud", comentó Martínez Aguayo. El calendario de trabajo prevé avanzar en la construcción de numerosos centros de salud, obras para las que este año se destinarán en torno a 4.000 millones de pesetas. El plan supone una reflexión sobre los fallos del sistema y propone cuarenta medidas, que si bien la gerente no desgranó, se resumen en tres puntos: dar mayor participación al usuario, otorgar más autonomía a los profesionales y consolidar el sistema sanitario público. Por ejemplo, el programa se propone incrementar los ámbitos de elección por parte de los ciudadanos, adecuar la oferta de servicios a las nuevas demandas sociales (atención a ancianos, a enfermos terminales, a pacientes inmovilizados) y facilitar el acceso de los usuarios a todas las prestaciones mediante una disminución de la burocracia. Para mejorar las relaciones entre la administración y los pacientes, el plan proyecta rediseñar y potenciar las unidades de atención al usuario, realizar encuestas periódicas para que sean los propios enfermos los que propongan las mejoras a introducir en el sistema, poner en marcha un teléfono permanente de información al ciudadano y buscar nuevas fórmulas de participación ciudadana a través de organizaciones sociales.

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