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Brasil se dispone a encarcelar a los líderes del Movimiento Sin Tierra

El Movimiento de los campesinos Sin Tierra (MST), la Iglesia católica y miembros del Partido de los Trabajadores (PT) aseguran que el Gobierno comete un error al disponerse a meter en la cárcel a 15 líderes del MST y un sindicalista acusados de incitar los saqueos a supermercados y almacenes públicos de comida en el noreste del país. La orden de prisión, que afecta al coordinador nacional del movimiento, Joöao Pedro Stédile, fue anunciada este fin de semana por el ministro brasileño de Justicia, Renan Calheiros, en una reunión del Consejo de Seguridad en Recife.

La situación desesperada en la que viven 10 millones de personas que pasan hambre en esta región, que sufre desde hace semanas la mayor sequía del siglo, llevó a miles de personas a saquear los almacenes de comida ante la demora del Gobierno en distribuir alimentos. Por primera vez el pasado martes, miembros del MST participaron en varios asaltos a supermercados. Los saqueos, que se multiplicaron en las últimas semanas, son defendidos, además de por el MST, por la Conferencia Nacional de los Obispos Brasileños (CNBB), por varios juristas y por el candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT) a las próximas elecciones de octubre, Luis Inacio Lula da Silva. Lula, que calificó la orden de detención como un gran error, afirmó que como el Gobierno no puede detener a los hambrientos, detiene a los líderes.La dirección nacional del MST acusa al Gobierno de intentar criminalizar el movimiento popular y considera que la nueva estrategia del Gobierno es la de presentar el movimiento como un grupo de criminales, que no respeta la ley para manchar su credibilidad con respecto a la lucha por la reforma agraria. Un portavoz del MST en Río de Janeiro informó a este periódico que, de momento, los líderes campesinos están a la espera de recibir la orden por escrito y que los abogados del Movimiento ya están trabajando para solicitar un habeas corpus. Los integrantes del MST tendrán que responder a las acusaciones de hurto cualificado, robo, destrozos, incitación al crimen, apología y formación de cuadrilla.

Joâo Pedro Stédile, uno de los 21 coordinadores nacionales del movimiento y su cabeza más visible justificó en una entrevista con EL PAÍS hace una semana estos asaltos. «Se trata de una situación desesperada en la que, antes de morir de hambre, se asaltan los almacenes públicos, donde están los alimentos todavía sin distribuir por el Gobierno. Pero la raíz del problema no es la sequía, que ha servido para exponer públicamente la pobreza del noreste del país. El Gobierno no tiene un plan de desarrollo para esta región».

Stédile no duda en nombrar a un culpable: «El Gobierno de (Fernando Henrique) Cardoso es un Gobierno mentiroso. Cardoso disfraza la realidad y miente a la opinión pública nacional e internacional. Dice que el Plan Real (que acabó con la inflación y estabilizó la economía) ha distribuido la renta, pero hay estudios que demuestran que sigue la concentración de renta en el país. Cardoso dice que hay menos pobres, pero las estadísticas de su propio Gobierno le contradicen (...). Cardoso ha transformado el país en un mercado y necesita vender a las multinacionales una imagen falsa del país para atraer capital», asegura.

En un país como Brasil, donde la distribución de la tierra y de la renta es una de las más injustas del mundo, la lucha por el reparto de los bienes y las tierras es el objetivo prioritario del MST, que defiende la expropiación de las grandes áreas en manos de las multinacionales y el fin de los latifundios improductivos.

A Stédile le preocupa seriamente, pero no le sorprende, la creciente violencia de las milicias armadas al servicio de los latifundistas. «Siempre utilizaron la violencia para mantener sus privilegios. En los últimos 15 años han matado a 1.600 personas ligadas al Movimiento Sin Tierra, entre ellas miembros de la Iglesia e incluso tres diputados que nos apoyaban (...). La novedad es que el Gobierno permite la impunidad. De ahí la arrogancia de los hacendados que ahora aparecen en televisión con sus milicias».

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El lider del MST cree que se trata de un problema complejo de resolver. «El poder de los hacendados se mezcla con el de las élites. En Brasil no existe una clase de latifundistas atrasados. Los grandes propietarios de tierras son comerciantes, industriales, banqueros, etcétera. La élite que está en el Gobierno es también gran propietaria de tierra. El Gobierno sólo defiende esos intereses». Stédile ironiza con la que es, a su juicio, la única vinculación del presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, sociólogo y profesor jubilado, con el medio rural: «Poder darse el lujo de comprar una hacienda de 1.200 hectáreas».

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