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Crítica:POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Apoteósico

Otra vez de apoteosis parece revestirse el traje que el destino ha deparado a este artista catalán en su nueva andadura profesional en solitario. Sin apagarse aún los aplausos del último concierto de El Último de la Fila, el renacido Manolo García pisa ya en directo con la fuerza de un ciclón.En la sala madrileña en la que presentaba su álbum en solitario, Arena en los bolsillos, el respetable le recibió como a un nú mero uno. No en vano, prácticamente dos semanas después de la salida del disco, los fans de las primeras filas ya conocían e interpretaban a grito pelado todos los temas del mismo.

Manolo García, con gesto de sincero y emocionado agradecimiento, estuvo francamente a tope de voz y de gesto torero. Se le ve suelto y cómodo fuera del sonido de El Último..., aunque su manera de cantar y componer hacen de esta aventura digna heredera de aquélla.

Manolo García

Manolo García (voz), Olvido Lanza (violín), Pedro J. González y Eric de Witt (guitarras), Charly Sardá (batería), Nacho Lesko (teclados), Juan Carlos García (percusiones y voces) e Íñigo Goldaracena (bajo). Sala Caracol. Madrid, 8 de mayo.

Menos crípticos

Los textos de las nuevas canciones parecen menos crípticos que los de antaño y tal vez sus estribillos sean aún mucho más claros, de tal modo que no es de extrañar que este verano nos bombardeen continuamente los oídos con canciones como Sobre el oscuro en que te meces o Prefiero el trapecio, entre otras posibles candidatas del elepé. Lo dicho. Manolo -que actuó acompañado de un extraordinario grupo de músicos- estuvo apoteósico, demostró que su nueva etapa como solista no tiene techo.La misma noche de la presentación de Manolo García, aunque unas horas más tarde y en otra sala madrileña, actuó el dúo de Monterrey (México) Plastilina Mosh, que como se esperaba tras su paso por Festimad, no defraudó. De nuevo el básico mecanismo del pop de siempre funciona y produce los efectos deseados. Así, la combinación de variados elementos musicales, tecnología y distintas tendencias generan arte en estado puro. Jazz, punk, trip- hop, lounge, funk, bosanova ... , los diversos estilos conjurados por esta pareja fermentan, gracias a los samplers, en una suerte de sincretismo musical del que sin duda el californiano Beck es el padre reconocido.

Pese a lo esquemático de su puesta en escena, el espectáculo ofrecido por Plastilina Mosh resulta cualquier cosa menos árido o aburrido. Explorando el filón de los sonidos modernos, estos alumnos aventajados de sus paisanos Café Tacuba proponen al espectador u oyente un viaje a través de interesantes piezas en las que los ritmos de baile son siempre punto de partida y el desarrollo instrumental subsiguiente la lógica manera de crecer.

Los temas -Afroman, Bungaloo, Savage suckre boy o la canción que da título a su álbum de presentación, Aquamosh- requieren de una escucha más concentrada, ya que los efectos de sonido, el modo de rapear de los intérpretes y la acústica general de los conciertos en directo hacen que se pierda buena parte de los textos, y eso es una lástima porque son fundamentales para entrar en el universo que el grupo propone. No obstante, nada hace que dejen de sonar muy sugestivos y que sea una pena perdérselos, o que sus temas pasen desapercibidos para el gran público.

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