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La Generalitat financia el palacio de congresos privado del Juan Carlos I

La Generalitat, a través del Instituto Catalán de Finanzas (ICF), financia el palacio de congresos que el grupo saudí del empresario Radi al Shuaibi está construyendo en el solar de Torre Melina, en la Diagonal de Barcelona, junto al hotel Juan Carlos I. Para construir este centro de convenciones, el grupo saudí exigió que se paralizasen otros proyectos que estaban estudiando la Cámara de Comercio y el Ayuntamiento de Barcelona. La apuesta de la Generalitat por el palacio del Juan Carlos I contrasta con la pasividad demostrada por el Ejecutivo en anteriores iniciativas, como la frustrada rehabilitación de la plaza de toros de Las Arenas.

La apuesta de la Generalitat por el futuro Palacio de Congresos de Cataluña, que se construye junto al hotel Juan Carlos I, se concreta en el acuerdo de financiación del ICF en favor de la sociedad promotora, Barcelona Events, presidida por Radi al Shuaibi. Según medios vinculados a la sociedad promotora, el ICF ha concedido un crédito de 3.500 millones de pesetas para la construcción del edificio, cuya realización ha sido encargada al grupo Agroman. Por su parte, el ICF puntualiza que "se trata de un crédito sindicado en el que también tomarán parte el Banco Central Hispano y otras entidades que todavía no lo han hecho público". Estos mismos medios aseguran que del total del crédito sindicado de 3.500 millones, "el ICF asumirá un riesgo máximo de 1.300 millones a tipos de interés de mercado, mientras que el resto corresponderá a otras entidades". La inexistencia de un gran palacio de congresos en Barcelona ha provocado en los últimos años serios debates. Los grupos económicos más vinculados a la Fira de Barcelona defienden la necesidad de levantar un centro de convenciones cercano a las instalaciones feriales, al tiempo que dan por supuesto que el actual palacio de congresos de la avenida Maria Cristina "es totalmente insuficiente, además de que por el aspecto de su fachada se asemeja más a un gran cine de barrio que a un centro internacional de convenciones". Precisamente, la obsolescencia del palacio situado en el recinto de Montjuïc ha sido la espoleta de dos grandes intentos fallidos de solucionar el problema. El primero de estos intentos fue la reconversión de la plaza de toros de Las Arenas, en la plazade Espanya, impulsado hace unos años por los gestores de la Fira de Barcelona, el ex presidente Enric Reyna -afín al Gobierno de CiU- y el ex director general Enric Crous, un ejecutivo de sesgo municipalista que hoy desempeña la vicepresidencia de la Cámara de Comercio. Aquel proyecto de Las Arenas, destinado inicialmente a sellar la unidad de acción entre la Generalitat y el Ayuntamiento, se vio interrumpido por una marea de opiniones contrarias a la reforma de la plaza de toros lanzadas por el arquitecto y ex concejal de Urbanismo Oriol Bohigas, que se erigió en insólito defensor cultural del vetusto coso taurino y acabó convenciendo al entonces alcalde, Pasqual Maragall, para que abandonara el proyecto. El segundo intento perseguía un palacio en el Port Olímpic, pero no fue incluido en el restrictivo presupuesto municipal posolímpico. Mas recientemente, la Cámara de Comercio ha realizado un estudio de viabilidad que finalmente no verá la luz. Esta situación ha favorecido el proyecto del Juan Carlos I, respaldado por la Generalitat y apoyado resignadamente por el municipio.

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