Los cineastas españoles homenajean a Muñoz Suay
Fue un hombre de una intensa y fecunda biografía. La Filmoteca Española fue escenario la noche del pasado martes del último de una serie de actos en recuerdo de Ricardo Muñoz Suay, fallecido el pasado agosto y un personaje clave en la historia del cine español.Se celebró, en primer lugar, una mesa redonda en la que participaron amigos y compañeros del desaparecido creador y director de la Filmoteca de la Generalitat valenciana, entidad copatrocinadora del homenaje: Pablo del Amo, Francisco Rabal, Basilio Martín Patino, José Luis Borau, J. A. Pérez Giner, Joaquín Jordá y Gonzalo Suárez, moderada por Javier Rioyo. Las intervenciones tuvieron un tono amistoso pues todos los presentes habían conocido y tratado a Muñoz Suay en distintas etapas profesionales y políticas de su vida, con el denominador común del reconocimiento a su talento, a su carácter -no siempre cómodo- y a su generosidad.
Tiempos duros
Pablo del Amo recordó los tiempos duros de la posguerra en los que ambos coincidieron en la cárcel. Paco Rabal lo hizo de los tiempos de Uninci, productora en la que Muñoz Suay jugó un papel esencial hasta que fue disuelta por el régimen franquista tras el escándalo que motivó Viridiana , de Luis Buñuel, coproducida por la misma. Allí estuvieron, bajo la presidencia de Juan Antonio Bardem -presente en la sala-, desde Domingo Dominguín a Joaquín Jordá o los ya citados. Basilio Martín Patino rememoró los tiempos de Las conversaciones de Salamanca, reunión de profesionales del cine en las que se analizaron los defectos y carencias del cine español, cuyas conclusiones se convirtieron en un manifiesto de obligada referencia.José Luis Borau, en su doble condición de presidente de la Academia del Cine y amigo de Muñoz Suay, señaló la creación de un galardón con su nombre para premiar el mejor libro historiográfico sobre el cine español pues, como destacó, Muñoz Suay dedicó gran parte de sus últimos años a estimular la preservación de la memoria cinematográfica en su vertiente fílmica y textual. J. A. Pérez Giner aludió a los siete años en los que compartió trabajo con él, un trabajo peculiar puesto que Muñoz Suay fue uno de los responsables de una productora en Barcelona en la que se realizaron 30 largometrajes de terror, de serie B, y en la que se llegó a contratar en exclusiva a Paul Naschy.
Joaquín Jordá recordó los tiempos de Uninci, en Madrid, y la etapa en que, con Muñoz Suay, crearon en los 60 la llamada Escuela de Barcelona, un movimiento que trataba de acercarse a los postulados estéticos de la nouvelle vague o el free cinema , a la vez que les distanciaba del tono más austero y social de la mayor parte de las producciones independientes madrileñas. Cerró el turno de intervenciones Gonzalo Suárez, cuyo primer filme , Ditirambo , fue impulsado por el homenajeado.
Babelia
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