Paralizadas por falta de ventilación
Carmen Monge y otras nueve compañeras de trabajo no podrán participar hoy en los actos conmemorativos del 1º de Mayo. Esta joven, de 21 años, notó ciertas molestias hace un mes y medio. Todo empezó con calambres en manos y piernas, y con el tiempo la sensación de cansancio se fue acrecentando hasta el punto de que le costaba un gran esfuerzo subir cualquier escalera. En un primer momento, los médicos le diagnosticaron anemia, pero una segunda analítica desveló que la joven padece la denominada parálisis del calzado. Al grupo de operarias del taller Aparados Hergar, SL, de Villena le han diagnosticado intoxicación por inhalación de los productos tóxicos que usaban en su puesto de trabajo. La parálisis del calzado apareció en las comarcas zapateras del Vinalopó en los años setenta y está relacionada con la concentración de gases tóxicos procedentes de las colas, una concentración que se genera en un espacio cerrado que no dispone de ventilación adecuada. Carmen trabajaba desde hace tres años para Hergar, SL. Su cometido, como el del resto de las afectadas, consistía en aplicar un tipo de cola, conocida como semen, en las distintas piezas que componen los zapatos, y que posteriormente se cosen a máquina. Según la Ley de Seguridad e Higiene en el Trabajo, los talleres que emplean este tipo de productos deben disponer de extractores y mesas especiales que absorben los gases de las colas. "En nuestro taller no se cumplía ninguna de esas medidas", comentó ayer Mercedes García, otra de las trabajadoras intoxicadas. "No teníamos extractores ni cabinas para aspirar la cola, trabajabamos encima de una tabla montada sobre un caballete", añadió la joven. Estas mujeres aseguran que la encargada del taller se negaba a abrir las ventanas "porque tenía frío". "El ambiente se podía cortar, durante el invierno funcionaba la calefacción de gasoil, la gente fumaba y no había extractores", recuerda García. Otra de las afectadas, Eva María Segovia, trabajaba desde hace cuatro años para esta empresa. "El ambiente siempre estaba cargado", dice. Las tres jóvenes, junto a María del Carmen Esteban y Virtudes Carrillo, denunciaron su situación laboral ante UGT, sindicato que inició una investigación y puso las irregularidades en conocimiento de la Consejería de Trabajo. Posteriormente, a otras seis compañeras del taller se les diagnosticó un dolencia similar. El sindicato también denunció que tres de las trabajadoras no estaban dadas de alta en la empresa. "A alguna de ellas incluso se le llegó a hacer un contrato retroactivo cuando descubrieron que se había intoxicado", precisa Juan Francisco Alfaro, secretario general de la UGT en Villena. En esta situación se encuentra María del Carmen Esteban, que consiguió un contrato de un mes después de resultar afectada. El sindicato y las trabajadoras aseguran que la empresa ha variado su funcionamiento desde que la inspección de Seguridad e Higiene comprobó hace unos días las condiciones laborales del local ."Ahora lo han cambiado todo, no parece la misma fábrica, han puesto extractores y mesas que aspiran cola", señala Monge. Desde que se detectó la intoxicación, el departamento de Seguridad e Higiene ha realizado analíticas a los 40 empleados del taller, y ha inspeccionado numerosas fábricas de calzado de la comarca para comprobar si cumplen la ley. Desde UGT se asegura que el brote de intoxicación de Villena "es puntual" y está originado por la falta de ventilación. "Es una enfermedad que en el sector conocemos desde hace tiempo y que de vez en cuando aparece cuando no se cumplen las normas establecidas", precisa Alfaro. La parálisis del calzado tiene curación, aunque no existen fármacos para tratarla. La recuperación exige que durante mes o mes y medio los intoxicados se aislen del foco, y después comienza una rehabilitación muscular de varios meses más.
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