La presa superó una inspección horas antes de romperse, dice la Junta
La empresa habla de corrimiento de tierra
El Gobierno andaluz volvió a apelar ayer a la prudencia. El consejero de Industria, Guillermo Gutiérrez, afirmó que la presa de las minas de Aznalcóllar causante de la riada tóxica que ha arrasado el entorno de Doñana contaba con las inspecciones oportunas y que la última se produjo el pasado viernes, sólo unas horas antes de que la presa hiciera aguas. La empresa, mientras tanto, aseguró que la causa de la rotura fue un «corrimiento de tierras», lo que desmintió el Instituto de Geofísica de Andalucía.
Tras una visita para conocer los detalles del último accidente laboral que acabó con la vida de un trabajador de la empresa, técnicos de la Junta realizaron una «exploración ocular, justo debajo de la brecha» que se produciría horas más tarde, sin que detectaran ni filtraciones ni movimientos de tierra, según fuentes del Ejecutivo regional. Tampoco se detectaron problemas, siempre según Industria, cuando en enero de 1996 un ex jefe de las minas de Aznalcóllar, Manuel Aguilar Campos, denunció deficiencias que podrían provocar un «desastre ecológico de consecuencias incalculables» por el vertido de residuos contaminantes, algo que la multinacional sueca negó entonces. «Tras estas denuncias se hicieron investigaciones», explicó Guillermo Gutiérrez, quien asegura que no se hallaron problemas preocupantes. Acto seguido se puso en marcha un programa con la Confederación del Guadalquivir para «evitar las filtraciones, el único riesgo» que se denunció entonces.
No obstante, Industria insiste en su petición de cautela hasta que se conozcan las causas de la rotura porque; «aunque todo hace pensar que es un movimiento de tierras» el causante, «nadie puede afirmarlo y el que lo haga es un imprudente». Y es que el «muro se ha roto de cuajo, como un taponazo», por lo que parece que no tiene relación con filtraciones de la balsa.
Un comunicado de la empresa Minas de Aznalcóllar, firmado por el director de Recursos Humanos, Manuel Alcaraz Sánchez, aseguró ayer por la tarde que «todos los datos técnicos apuntan a que la rotura se produjo como consecuencia de un corrimiento de tierras en la base natural de la balsa». Y añadía: «No ha habido un terremoto, pero sí algo parecido». En el Instituto de Geofísica de Andalucía informaron a este periódico, sin embargo, que no se detectó ningún movimiento sísmico de magnitud razonable en la zona.
El titular de Industria anunció una investigación para conocer los motivos de la rotura y pidió al Instituto Geológico Minero que también investigue. Reconoció el daño en casi 5.000 hectáreas de cultivos y en el medio ambiente del entorno.
Las desgracias se acumulan en las minas de Aznalcóllar desde hace dos años. Cuatro muertes por accidentes laborales desde 1996, la rotura de la presa ahora y el incierto futuro de sus más de 500 trabajadores en los próximos meses han marcado la vida de estas minas. Los empleados de la multinacional sueca Boliden Apirsa, que desde 1988 gestiona la mina, no salen de su asombro y ahora se enfrentan a un cierre obligado de, al menos, seis meses, mientras desarrollan las obras de reconstrucción del muro, y a un probable expediente de regulación de empleo.
La actividad de las minas ha estado ligada durante años al Banco Central, concretamente hasta 1987, año en el que se negocia la compra por la multinacional Boliden Apirsa.
La actividad de las minas alcanza una producción de entre dos y cuatro millones de toneladas de mineral al año, fundamentalmente cinc y cobre. La balsa que almacenaba el agua ácida fue construida en 1974. Desde la balsa el proceso era sencillo: «El agua con el lodo se va decantando desde la superficie, luego pasa a la planta depuradora donde su pH se convierte en neutro y, o bien se tiraba al río o, como en la mayoría de los casos, se volvía a utilizar».
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