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Crítica:DANZA: 'FLAMENCO'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El factor tiempo

Apoyados por un conjunto de músicos jóvenes y eficaces, luces hechas con sensibilidad y una cierta conciencia de responsabilidad con los bailes tradicionales, los miembros de la compañía de Ricardo Franco abordaron en la primera parte del programa un cuadro flamenco con números excesivamente largos, donde el lucimiento individual llega a perder todo interés por mor de la extensión gratuita. A pesar de ello, el cuerpo de baile (vestido elegantemente en tonos que iban del arcilla ribereña al barro alfarero) mostró pujanza y velocidad en las exigentes evoluciones que marcan el estilo de Manolo Marín, que siempre intenta sacar los palos de su cauce concéntrico natural para extenderlos en una planimetría abierta, rica en contrastes y desplegándose hacia todos los rincones del escenario. El paso a dos creado por Franco para él mismo y la bailaora Beatriz Martín es más ingenio que novedad y denota pragmatismo, es decir, cada intérprete intenta brillar en su cuerda propia (él a partir de su formación académica y ella de su raíz flamenca) Franco conserva las mejores zonas de su baile, por las que se les recuerda como uno de los más elegantes productos de su generación: emotividad y cierto poso amargo. Martín hace un baile maduro, pero excesivamente igualitario y sin matices. Más que un defecto parece ser una estética muy a la moda, primar la fuerza sobre la sutileza aparcando lo más frágil de los estilos antiguos y haciendo recaer el peso en el tacón y el desplante.

Compañía Ricardo Franco De la Casa: Manolo Marín y Compañía; Dúo: Ricardo Franco/ Francisco Cruz Montoro y El Bolita; La calle: Ricardo Franco/ Joaquín Martín y Jerónimo Maesso

Teatro de Madrid La Vaguada. 23 de abril.

La segunda parte merece todo los elogios de la noche, y La Calle es una buena pieza de demostración de lo que puede ser el baremo estilístico del nuevo flamenco. La música en este caso es francamente brillante, con una pianista entregada y pasional, Eugenia Gabrieluk, y el grupo de percusión Macandecompás. Mención importante para los cantaores y para la plantilla de bailarines, donde destacan Diana San Andrés, Carlos Chamorro, José Merino y ocasionalmente Rafael de Carmen, a quien a veces falta la concentración; La Calle tuvo un impactante comienzo a golpe de tacón y luz cenital, derrochando energía y fuerza. La pieza está excelentemente vestida, con trajes bien concebidos, y el resultado es un ballet coral en que el flamenco se beneficia de las formas, estructura y experiencia originarias del ballet y de, su creador. El teatro estaba lleno y los aplausos fueron verdaderas ovaciones.

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