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Wang Dan se lamenta de haber dejado China sin saber cuándo volverá

El disidente chino Wang Dan, uno de los líderes de la protesta estudiantil de Tiananmen en 1989 y expulsado de China el pasado domingo, llegó ayer a Nueva York y declaró que tiene "sentimientos encontrados" sobre su situación. "Por una parte, estoy encantado de respirar con libertad, de poder vivir y estudiar en un país libre como EE UU", dijo. "Pero también me duele haber sido forzado a abandonar mi país y vivir separado de mi familia y amigos".

Wang Dan, de 29 años, que había pasado un examen médico de dos días en Detroit (Michigan) a su llegada a EE UU, declaró mediante un texto que leyó en un acto público que anhelaba regresar a China y que le dolía no saber cuándo eso iba a ser posible. Wang fue condenado en octubre de 1996 en su país a 11 años por ser uno de los instigadores de las protestas estudiantiles de la plaza de Tiananmen en 1989. Su puesta en libertad se considera un gesto de acercamiento diplomático de China ante la próxima visita del presidente Bill Clinton a Pekín en junio, aunque algunas organizaciones de derechos humanos han denunciado que se le está utilizando como un pelele en el tira y afloja con Washington. El pasado fin de semana, el asesor de Seguridad Nacional, Sandy Berger, le puso como ejemplo de que la política de Washington hacia Pekín en materia de derechos humanos está funcionando.

"No sé si felicitarle o darle el pésame", declaró desde Taiwan Wu'er Kaixi, otro de los líderes de la revuelta, que consiguió huir antes de ser encarcelado, pero que considera, el exilio "una tortura mental".

Wang apareció ayer en un salón de actos de la Universidad de Nueva York flanqueado por representantes de Amnistía Internacional y la organización Derechos Humanos en China, con un aspecto físico saludable, a pesar de las bronquitis y jaquecas crónicas que ha padecido durante su encarcelamiento. Dijo que sus problemas de salud no son serios y que está buscando una universidad para matricularse.

Ayer declaró también que se había resignado a solicitar el exilio en base a esas razones médicas, a pesar de que su intención había sido permanecer en China. El cerco del Gobierno le impidió realizar una vida normal en los años que estuvo en libertad, entre 1993 y 1995. También explicó que durante su estancia en EE UU va a concentrarse más en continuar su educación académica que en el activismo político. Sin embargo, añadió: "Mi ideal es convertirme en un intelectual independiente ( ... ) y planeo dedicar toda mi vida a la lucha por la democracia en China".

En la declaración, Wang Dan rindió homenaje a los otros disidentes encarcelados en su país y afirmó: "Sería un error, si la inquietud de la comunidad internacional por mí y otros disidentes famosos eclipsa la legión de presos políticos chinos menos conocidos".

El Gobierno chino reconoce que en la actualidad existen 2.000 presos políticos, pero organizaciones humanitarias internacionales estiman que la cifra es mucho más alta.

[China y Taiwan acordaron ayer retomar las negociaciones a alto nivel suspendidas hace tres años, lo cual permitirá que el principal negociador taiwanés visite Pekín antes de fin de año, informa Reuters.]

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