Blair pacta con Clinton la llegada a Escocia de una carga nuclear de Georgia
Personal civil y militar de EE UU se encuentra desde el lunes en Thilisi empaquetando un cargamento de 4,2 kilogramos de uranio enriquecido y casi un kilo de combustible altamente radioactivo. El lunes, un avión de la Fuerza Aérea de Estados Unidos trasladará el cargamento al Reino Unido. Allí será llevado al complejo nuclear de Dounreay, en Escocia, un centro con la capacidad para reprocesar el combustible usado y el uranio. La operación, conocida como Auburn Endeavor, acordada en secreto por Bill Clinton y Tony Blair y revelada ayer por The New York Times, desató una tormenta política en Londres.
El Gobierno británico justificó su decisión en la política de no proliferación y en el compromiso de mantener la seguridad mundial. Y, en el Parlamento de Westminster, el primer ministro, Tony Blair, respondió ayer a las críticas sobre el secretismo del acuerdo con EE UU alegando razones de seguridad. Los funcionarios norteamericanos creen que el material de Tbilisi, aunque sustancial, no es suficiente para una bomba, pero expertos privados afirman que un fabricante de bombas podría usarlo para hacer una bomba con un poder equivalente a 1.000 toneladas de TNT. En lo que coinciden todos los expertos, incluidos los georgianos, es en que el material estará más seguro fuera del Cáucaso, donde ha pasado temporadas fuera de control. Estados Unidos teme que, si no, puede caer en manos de Irán. Georgia ha sufrido una guerra civil en su propia capital, Tbilisi, y conflictos armados con sus regiones separatistas Adjaria y Abjasia.
El uranio estaba hasta ahora almacenado a 15 kilómetros de Tbilisi, en un reactor nuclear cerrado desde el desastre de Chernobil (1986). Hace dos años, EE UU acordó con Rusia la recepción del uranio, pero el proyecto no se materializó, y Washington buscó otro aliado. Estados Unidos, que aceptó en 1994 una carga similar procedente de Kazajstán, no quería encarar esta vez las protestas ecologistas. Francia se negó. Y Blair aceptó en su visita a EE UU en febrero.
Protestas ecologistas
Las explicaciones que ayer dio Blair no lograron satisfacer los temores de los ecologistas y los recelos del Partido Nacionalista Escocés, que demandaron un debate internacional sobre el futuro del arsenal y residuos nucleares de los países de la antigua Unión Soviética. La polémica tomó un giro excepcional al confirmarse que la planta de Dounreay tiene suspendida temporalmente la licencia para procesar material nuclear. El Gobierno proyecta convertir 4,2 kilos de la carga en isótopos médicos con los que se podrá fabricar, dijo ayer, "cinco millones de tratamientos anticancerosos". El resto son residuos altamente radioactivos que tras su procesamiento dejarán, prometió Blair, "dos gramos de desecho nuclear", que serán almacenados en Escocia en contra de la normativa vigente. "Es un contrato único y no marca precedentes", señaló por su parte el ministro de Escocia, Donald Dewar. Pero el director de la planta, Ray Nelson, confirmó, por su parte, que la operación no podrá comenzar en un plazo mínimo de dos años dado que actualmente se está modificando la instalación. Mientras tanto, el uranio se almacenará en Dounreay en unas condiciones que el propio director describió como "potencialmente peligrosas". "Pero más segura estará aquí que en Georgia", advirtió. Para los grupos de presión no hay duda de que el Ejecutivo laborista se ha comprometido a acoger material radioactivo sin tener a punto sus instalaciones. Por ello, Helen Wallace, de Greenpeace, denunció la "utilización del Reino Unido como basurero nuclear". Y Salmon criticó la "prostitución de Escocia" por parte del nuevo laborismo como un gesto de gracia hacia el presidente estadounidense, Bill Clinton.
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