Tàpies expone su última "visión de la realidad"
El artista presenta en Madrid pinturas y esculturas que "huyen de la literatura"
El pintor Antoni Tàpies (Barcelona, 1923) quiere que sus obras dejen huella y sean comprendidas, "como mi aportación a una cierta visión de la realidad que sea útil a mis conciudadanos". El artista presentó ayer en la galería Soledad Lorenzo, de Madrid (Orfila, 5), una docena de pinturas y esculturas de los últimos tres años. Con intención de antología, la selección reúne imágenes del Tàpies clásico, con temas y materiales que han formado "un decorado de fondo" que le acompaña desde hace medio siglo. Las obras tienen unos precios entre 10 y 60 millones de pesetas.
La exposición de Madrid, abierta hasta el 30 de mayo, coincide con otro montaje en la Fundación Tàpies, de Barcelona, con dibujos sobre papeles, cartones y, collages realizados entre 1943 y 1997. La selección de los últimos tres años comprende cuadros de gran formato, objetos y esculturas donde utiliza técnicas mixtas sobre madera y tela. Sobre la superficie arenas; bronces; barnices; telas; firmas del artista (además de la habitual por detrás de los cuadros), su mujer, Teresa, y amigos; letras; números; incisiones; cruces o breves perfiles de anatomías. "Mi lenguaje es más bien plástico; casi he intentado huir de la literatura", declaró ayer Tàpies ante sus obras. "Cuando empecé estaba en auge el surrealismo y me influyó en aspectos ideológicos y didácticos, pero puso un acento excesivo sobre dicción literaria y la gente de mi generación reaccionó con elementos propios de la plástica".
Alergia al óleo
El pintor considera que este deslinde de vocabularios ha sido muy importante en este siglo, y lo ha provocado la llegada de los nuevos medios de expresión, como el cine y la fotografía. "De joven la pintura al óleo me producía alergia, cogí repugnancia a los posimpresionistas y pensé que la pintura se había acabado. Hay cosas que se han vuelto ridículas al final de nuestro siglo. Hoy Europa no es el centro del mundo y lo importante es damos cuenta de la gran importancia de otras civilizaciones. El medio depende de cómo se use y lo que importa es su parte expresiva. Yo cambié los medios tradicionales y utilicé otros como soporte, como trozos de papel de periódico y cartones. Vivía en un estado de rabia que prefería utilizar el cuchillo para rascar los papeles en lugar del pincel". El pintor reconoce que deja sueltos los "dictados del inconsciente" y a veces descubre cuestiones que no había desarrollado. "Hay una línea como espina dorsal en la obra de cada artista. Modificamos la visión del mundo según aportaciones del pensamiento o descubrimientos científicos. No hay una norma celestial para operar en arte. Tengo un decorado de fondo que me acompaña, una cierta visión del mundo, y unos valores que hoy intentan servir para fomentar la paz y reconciliamos con la naturaleza".
Tàpies se considera más realista "que los pintores que se llaman realistas", y la realidad ya no es el "reflejo de lo que ven los ojos" para incorporar los sentimientos y todos los sentidos. Confiesa que tiene como obsesiones no hacer cosas gratuitas, "y que mis obras tengan influencia en mis conciudadanos, aunque puede parecer pretencioso, pero no tengo intención de hacer cosas para decorar muros o salones, como decía Picasso. Todo arte o estilo ha sido elitista en sus comienzos, pero después entra poco a poco en la comprensión del gran público".
Babelia
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