Escritores y artistas recuperan en La Habana la huella de España

La décima edición del festival La Huella de España reúne en La Habana literatura, cine, teatro, música y danza en homenaje a la conmemoración de dos centenarios: el del nacimiento de Federico García Lorca y el del fin de la guerra de independencia. La Huella, desde sus inicios amparada por la directora del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso, cuenta con la presencia de Carlos Cano, Antonio Canales, el teatro de Francisco Nieva, la película Cosas que deje en La Habana (no estrenada en los cines cubanos) y los escritores Manuel Vicent, Vázquez Montalbán y Ray Loriga.

El festival comenzó el domingo en la explanada del castillo de la Real Fuerza, cerca del Palacio de los Capitanes Generales, con el Ballet Español de La Habana, de Eduardo Veitía, y otras agrupaciones de danza. Bailarines blancos, negros y mulatos ataviados con zapatos de tacón, vestidos de volantes y demás arreos propios, condensaron bajo un bochorno de infierno esa alegría y tradición que desde hace siglos une a cubanos, criollos y españoles. La literatura española, desde la más joven a la consagrada, será uno de los platos fuertes de este festival. La próxima semana serán Manuel Vicent y Manuel Vázquez Montalbán quienes ofrezcan sendas conferencias ante un público cubano que, a pesar de la escasez de libros, conoce gran parte de su obra. También harán lo propio Juan Bonilla, Juan Manuel de Prada y Ray Loriga.

La Huella de España se propuso empezar a andar este año exorcizando los fantasmas del pasado. "Todo español bien nacido tendría que aspirar a que Cuba perdone las atrocidades que se cometieron durante la guerra, pero también a que se recuerde con respeto a aquellos españoles que derramaron su sangre en cumplimiento del deber, quienes no eran culpables de nada", dijo el director del Centro Cultural de España, Ion de la Riva.

El Centro, la Sociedad General de Autores y Editores, la Fe deración de Sociedades Españolas en Cuba y el Gran Teatro de La Habana, que este año celebra su 160º aniversario, son las instituciones que auspician este festival. Dos obras de teatro subieron a escena estos primeros días: Madre Caballo, obra de Antonio Onetti con música de Tomatito, traída a La Habana por el Grupo Andaluz de Teatro, y Lobas y zorras, de Francisco Nieva, llevada a escena por Geografías Teatro, grupo que hizo las delicias del público cubano.

Sin llegar a ser un pase clandestino, se estrenó en Cuba Cosas que dejé en La Habana, última película de Manuel Gutierrez Aragón, interpretada por Jorge Perugorría y Violeta Rodríguez. Se hizo por lo bajini, proyectada en una pared y en una sala con 70 sillas, para no herir susceptibilidades oficiales, ya que la cinta de Aragón aún no tiene el horizonte muy claro para exhibirse comercialmente en los cines cubanos.

Tuvo gran acogida la exposición Un último amor, fruto del esfuerzo de la investigadora e historiadora española Lola Valverde, quien, con apoyo del centro Cultural, se pasó un año buscando fotos y documentos en La Habana que sirviesen para ilustrar la vida de los emigrantes españoles en Cuba. La exposición, tierna y a la vez durísima, impacta por igual a españoles y cubanos. Este fin de semana, con las entradas agotadas, actúan Carlos Cano, Antonio Canales y Fátima Miran