La NASA ensaya un nuevo vehículo todoterreno para recorrer Marte
Al Sojourner, el pequeño todoterreno de la NASA que inspeccionó la superficie de Marte el año pasado, le bastaron unas cuantas semanas de vida útil para marcar un hito en las crónicas de la exploración espacial y de la robótica: los expertos querían probar la viabilidad de este tipo de vehículos y la misión Mars Pathfinder fue un éxito rotundo. Con la experiencia adquirida, los ingenieros de la NASA están diseñando ya la nueva generación de exploradores automatizados para futuras misiones. En 2001 partirá hacia Marte otro pequeño todoterreno. Rocky 7, el prototipo del Grupo de Vehículos Robots del Jet Propulsion Laboratory (JPL) en Pasadena (California), es el más avanzado de los émulos del Sojourner. En apariencia y dimensiones, el todoterreno no se diferencia mucho de su antecesor; de peso ligero (15,5 kilogramos) el nuevo modelo presenta también el aspecto de una caja aplanada con seis ruedas y placas solares en su cara superior.
Pero Rocky 7 aventaja al vehículo de Pathfinder en varios aspectos, comenzando por la autonomía: mientras que Sojourner no podía alejarse más de 20 metros del módulo de descenso , Rocky 7 podrá recorrer 60 kilómetros desde su lugar de aterrizaje. La ganancia en independencia se debe en parte al incremento de su capacidad de generación eléctrica (que ha pasado de 15 vatios a 30 vatios), mediante la combinación de paneles solares y baterías recargables, explicó Samad Hayati, el ingeniero del JPL a cargo del desarrollo de Rocky 7, en una conferencia pronunciada en la Universidad Carlos III (Madrid).
Las próximas misiones requieren un vehículo más autosuficiente, capaz de otear el terreno y decidir adónde ir. En ese sentido, Sojourner se encontraba muy constreñido por su dependencia del módulo de descenso en la recepción y envío de información a la Tierra, apuntó Hayati, un vínculo que le impedía alejarse demasiado de éste. Para superar esta pega, se ha dotado a Rocky 7 de una antena-mástil de 1,4 metros de alto en cuyo extremo lleva la cámara estereoscópica.
El nuevo prototipo subsana la otra gran limitación del Sojourner: la falta de medios con los que manipular objetos. Hayati y su equipo han insertado a Rocky 7 un brazo robótico con el que podrá coger piedras y muestras del suelo cavando hasta diez centímetros de profundidad. Al brazo manipulador se le añadirá un espectrómetro para hacer análisis químicos. Paralelamente, se ha hecho al vehículo más inteligente. «Sojourner requería mucha atención por parte del centro de control en la Tierra», comentó Hayati, «hasta la menor maniobra suponía el envío de instrucciones puntuales, y eso nos consumía demasiado tiempo». Rocky 7 se desenvuelve más libremente.
Rocky 7 está siendo probado en parajes accidentados. El todoterreno de última generación estrenó sus dotes de navegante sobre las superficies irregulares del desierto del Mojave (California, EE UU), donde tomó panorámicas con su cámara y recorrió un trayecto de 200 metros. Ahora merodea por el Patio Marciano del JPL, un recinto diseñado a imagen y semejanza de la superficie de Marte.
Otros proyectos
Hasta ahora el artefacto ha superado con éxito los obstáculos. Sin embargo, no es todavía seguro que Rocky 7 vaya a ser el vehículo que viaje a Marte, advirtió Hayati. A fin de cuentas, es un prototipo. Quizás habrá Rockys 8 y 9. Además, aparte de los proyectos del JPL existen otros grupos preparando robots alternativos. Uno de ellos pertenece al Space Engineering Research Center en Arizona, y ha alumbrado el todoterreno Lorpex. Su principal atractivo reside en un original mecanismo de producir energía a partir del dióxido de carbono de la atmósfera marciana. La división robótica del JPL también se ocupan de la búsqueda de soluciones automáticas para la futura Estación Espacial Internacional. Los técnicos del laboratorio californiano han tomado nota de los penosos trabajos que realizan por los tripulantes de la estación Mir para detectar y reparar daños en el fuselaje de la estación.
Los ingenieros del JPL han pergeñado unos brazos-robot con varias articulaciones, empleando tecnología similar a la aplicada al brazo-manipulador de Rocky 7. Ocho de estos brazos se instalarán en distintos puntos de la estructura exterior de la estación para inspeccionar el fuselaje por medio de sensores ópticos. También podrán manipular objetos bajo la dirección de un técnico, para hacer reparaciones.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.