"Europa sólo tendrá peso en Israel si se coordina con EE UU''
"La labor de la Unión Europea en Oriente Próximo tendrá peso siempre y cuando esté coordinada con Estados Unidos", asegura Shlomo Ben Ami, ex embajador de Israel en España (1987-1991) y hoy destacado diputado laborista. En su opinión, difícilmente Europa va a desbloquear la situación en que se encuentra el proceso de paz con una iniciativa propia. "La relación entre israelíes y europeos a lo largo de los años se ha llenado de demasiados complejos'', justifica; ''ambos no son capaces de distinguir entre el problema israelí y el problema judío. Pesa la historia, pesa la memoria, algo que no ocurre en Estados Unidos".Aún así, Ben Ami subraya la importancia de que "Israel reestructure su actitud hacia Europa". Por un lado, está el peso de su contribución económica a la Autoridad Palestina (AP), "sin la cual", afirma, "la AP se colapsaría y es importante que la opinión pública israelí sea consciente de ello". Por otro, este profesor universitario reconvertido en político y al que se considera una persona clave en el futuro del laborismo israelí, ve en Europa un ''gigante, emergente ( ... ) cuyas relaciones con Oriente Próximo son vitales". "No se trata sólo de política exterior o de política global, como en el caso de Estados Unidos, sino de que nosotros tenemos una frontera vital y, tampoco hay que olvidarlo, [Europa] es nuestro mayor mercado", manifiesta.
A sus 55 años, este intelectual pacifista nacido en Tánger y apasionado de España se encuentra preparando la próxima contienda electoral en su país. Y se nota. Contesta con educación las preguntas referidas al, proceso de paz, pero da la impresión de que son ideas que se ve obligado a repetir a menudo. Sin embargo, afronta como un reto los asuntos de estrategia electoral.
"La sociedad israelí está dividida", reconoce Ben Ami, "aunque no necesariamente en torno al proceso de paz".. Y se explica: "En el extranjero se tiene una visión distorsionada. La coalición de Netanyahu no tiene como denominador común vital su actitud hacia el proceso de paz, algo secundario para ellos, sino su pretensión de cambiar la división de poderes en el Estado israelí. Si no, ¿cómo explicar que Netanyahu obtuviera un 50% de votos, pero un 60% de los votantes acepte un Estado palestino? Por eso, la estrategia para desbancar a Netanyahu no tiene que centrarse en el proceso de paz, sino en quebrar el empate de la sociedad israelí a través de un modelo sociocultural [atractivo]".
Para un hombre como él que siempre ha defendido que a través del diálogo se podía llegar a un acuerdo, el mayor fallo del Gobierno ha sido permitir "el colapso de la confianza entre Israel y sus interlocutores árabes". De todas formas, Ben Ami admite que "existe un elemento de derechas en la coalición que dificulta toda capacidad de movimiento". "Netanyaliu más que líder es rehén de la coalición", declara convencido de que no ha superado la prueba. Y ahí es donde entra en juego su visión para las próximas elecciones, previstas para el año 2000 pero que con toda probabilidad serán anticipadas ("Siempre se han adelantado y éstas con más razón; también puede influir el proceso de paz ya que no puede seguir en punto muerto").
"En vísperas de su 50º aniversario se ha producido en Israel una fragmentación sociocultural que ha transformado un país monolítico en un mosaico multicultural y multiétnico. Si la izquierda quiere gobernar, tiene que hacer lo que nunca ha sido capaz antes: reconocer esa transformación, dejar de mostrarse daltónica a los intereses culturales y al peso de la religión o las minorías", relata como quien comparte un gran descubrimiento. Eso se concreta en un cambio de mensaje. No podemos seguir con mensajes románticos como que vamos a devolver un 30% o un 40% de los territorios", admite autocrítico, "tenemos que centrarnos en las preocupaciones vitales [del electorado]". Y para ese cambio los laboristas han elegido a Ehud Barak. Ben Ami, que no esconde sus aspiraciones políticas -"para después del 2000"-, se muestra dispuesto "a darle todos los apoyos necesarios porque tiene un calibre humano y unas posibilidades como líder que superan con creces a Netanyahu". "El problema es convencer a la opinión publica", concluye dispuesto a poner en ello su entusiasmo.
Pero si hay algo que despierta el entusiasmo de Ben Ami es su afición al Real Madrid. La presencia del brasileño Roberto Carlos en el vestíbulo del hotel donde se desarrollaba esta entrevista le hizo interrumpirla -''esto es más importante que Netanyahu"- y buscar a su asistente para que pudiera pedirle un autógrafo. Sólo el desconocimiento de su interlocutora impidió que la conversación girara hacia el terreno futbolístico. El ex embajador israelí, que ha venido a España para pronunciar hoy una conferencia en la Fundación Ortega y Gasset, había aprovechado la tarde del domigo para presenciar el Real Madrid-Oviedo y estaba dispuesto a analizar con detalle el partido.
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