Vuelven a España los rodajes de 'paella western'
Sancho Gracia y Jordi Mollá filman junto a Emilio Estévez y Kris Kristofferson
España vuelve a ser escenario de rodajes de western. Los vaqueros, las carretas, los disparos, las venganzas y las miradas recelosas regresan en tres. películas, no tanto como spaghetti westem sino como "paella western". Así prefiere llamarlo Gene Quintano, director de Un dólar para los muertos, con Emilío Estévez y Jordi Mollá, una de las dos películas que se ruedan estos días, la otra es El largo camino de la venganza, con Kris Kristofferson y Sancho Gracia. En ambos filmes, en coproducción con Estados Unidos, Enrique Cerezo PC ha puesto su puñado de pesetas. Completa la trilogía El Coyote, de Mario Camus. El far west está en Talamanca del Jarama y La Pedriza (Madrid), Segovia y Almería.
A la sombra de una carreta, sobre el lecho seco de un riachuelo, el cowboy (Estévez) afina con su socio obligado Dooley (William Forsythe) los detalles de la búsqueda del botín, mientras se agacha para abrir el ataúd donde esconde las armas sin quitarle los ojos de encima al preso de la jornada, Colby (Ed Lauter). Es la escena 41 de Un dólar para los muertos que se rueda en las afueras de Talamanca del Jarama, donde se filma la fuga de estos supervivientes que ocultan en sus cartucheras un pedazo del mapa que conduce a medio millón de dólares en oro. Se trata de un western montado según la fórmula clásica del género pero con "acciones más actuales", asegura Quitano. Lo ha hecho así porque siempre le ha gustado este cine pero, sobre todo, "porque hay una generación de niños que no ha visto el western clásico al estar más en la onda televisiva", dice este director que ha rodado Why me? y Luna de miel de la Academia.
Quintano intenta llegar a ese nuevo público mediante el manejo de cámaras más activas, porque Ios clásicos-clásicos se rodaban con cámara fija'' agrega.
Aunque esta película está cruzada de miradas inclementes, "tiene menos sangre", cuenta Estévez, cuyo personaje es un hombre sin nombre, "el eterno fugitivo", dice bajo el sombrero. de un cowboy que viste de manera más decente que sus secuaces y erguido sobre unas botas negras clareadas por el polvo.
El lugar ideal
Pero si Un dólar para los muertos está en los linderos de Por un puñado de dólares (1964), lo que Quintana también pretende es rendir un homenaje a Sergio Leone en aquella película que lo consagró y en la que de paso, tras el vaivén de la puerta del saloon, apareció el definitivo Clint Eastwood. "Pero mis personajes tienen otras características. Allí el hombre pierde el alma, aquí no", adelanta el director. Después vinieron los años de la popularización del término spaghetti western, que algunos prefirieron cambiar por gazpacho, o ahora Quintano "paella western". "No porque me parezca ofensivo el término, incluso soy medio italiano, sino por fidelidad a este país", dice.
Por eso Quintano pensó que nada mejor que hacer su película-homenaje desde las mismas tierras soleadas de eternos silbidos de viento español, donde es muy fácil poner a deambular bolas de maleza seca. Es el lugar ideal" para rodar este tipo de filmes asegura, "y no entiendo cómo no lo vienen a hacer con más frecuencia". Aclara que lo dice no sólo porque resulta más barato sino también por la calidad de los técnicos y los actores. Así, el bando español de actores lo encabeza Jordi Mollá y Simón Andreu, elegidos desde Estados Unidos.
Este asomo del western en España y la vigencia del género se debe, según Quintano, "a que cuentan problemas universales de una forma básica que resulta interesante para todos". El resultado final es una película que es como "un baile entre Sergio Leone y John Woo", adelanta Estévez.
La naturaleza española se ha fugado del guión estos días. La ausencia de sol ha bajado el ritmo de trabajo incluso en Almería, donde tres hombres, antaño temibles, intentan disuadir a un muchacho de la venganza tras el asesinato de su padre. Es El largo camino de la venganza,. dirigida por Bill Corporan, y guión de Quintano, y protagonizada por Kristofferson, Sancho Gracia, Willie Nelson, Tony Isbert y Marina Saura.
Un western de imágenes clásicas pero mas aliado de la comedia y con toques de humor negro. La historia de cuatro hombres, tres villanos regenerados que no están para trifulcas y un chico seco por la acción pero muy malo en las artes del gatillo y la mirada despiadada.
Las dos películas, coproducción de Enrique Cerezo P.C. con Once Upon a Time Filins, terminarán de rodarse en mayo y su estreno está previsto para el invierno.
En cambio, antes, en agosto, llegará a las salas de cine la estela de polvo y justicia dejada por El Coyote, de Mario Camus, cuyo rodaje acaba de terminar en Madrid. Hasta en esta ciudad llegó la historia sobre el héroe del antifaz, protagonizado por José Coronado y César Echagüe, después de cabalgar y afrontar peripecias en Portugal, el desierto de Almería, Burgos y Cantabria.
Y el remate será una película semiforastera a cargo de Antonio, Banderas, que con tres zumbidos de su espada dejará la legendaria señal del noble caballero español en la calurosa California. Será desde diciembre con La máscara del Zorro, rodada en Estados Unidos y México, con Spielberg como cómplice en la pr
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