Adiós al 'spaghetti'
Hasta 1992, la película de producción, española más taquillera fue La muerte tenía un precio (1965), de Sergio Leone. La vida de los eternos veranos de desierto gobernados por los sheriffs comenzó en 1962 con Tierra brutal, de Michael Carreras, y se consolidó al año siguiente con la producción de 15 filmes, entre los que destacaron El sabor de la venganza, de Joaquín Romero Marchent, y Torrejón City, de León Klimowsky. Ése fue el año de la consolidación de un filón que una década antes había descubierto Berlanga en su famosa escena onírica de Bienvenido Mr. Marshall.Pero fue la llegada de Leone la que propició la eclosión del género entre 1964 y 1965. Tras él, Clint Eastwood y Ennio Morricone protagonizaron el inicio de la leyenda con Por un puñado de dólares. El duelo por el dominio del género estaba abierto, pero nadie pudo con la fama del italiano que gestó el término spaghetti western.
Entre los directores españoles que se montaron en esta diligencia aparecen José Luis Borau con El sheriff de Losatumba, Ramón Torrado con Los cuatreros, Antonio del Amo con El hijo de Jesse James, Ignacio Iquino con Oeste Nevada Joe, Juan Xiol Marchal con Cinco pistolas de Texas, Julio Buchs con Mestizo o El hombre que mató a Billy el Niño y José Antonio de la Loma con ¿Por qué seguir matando?
En sólo cuatro años (1963-1966) se rodaron 80 películas, pero luego la industria bajó, y a partir de los setenta apenas se resucitaron pueblos fantasmales. El último filme fue una parodia titulada Aquí llega Condemor, rodada en 1996.
Babelia
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