El barítono Thomas Allen estrena en el Real una espectacular versión de 'La zorrita astuta'
El coreógrafo francés Jean-Claude Gallotta asume la obra como una ópera-ballet
La zorrita astuta, una ópera singular del compositor checo Leos Janácek, se estrena mañana en el Teatro Real de Madrid. Calificada desde su estreno como fábula panteísta, pone en voz de los animales una trascendente metáfora sobre el círculo de la vida. La producción, que procede originalmente del teatro Chatêlet de París y está encabezada por el barítono Thomas Allen, viene avalada por un rotundo y unánime éxito de crítica y de público.
El coreógrafo Jean-Claude Gallotta ha compartido la dirección artística con el cineasta Nicholas Hytner (autor del filme La locura del rey Jorge), agregando la plantilla de bailarines de su propia compañía y convirtiéndola en una verdadera ópera-ballet de nuestros días. El reparto lo encabezan el prestigioso barítono galés Thomas Allen y la soprano eslovena Eva Jenis en los papeles del guardabosques y la zorrita, respectivamente. La idea de reunir a Gallotta con Hytner fue de Stéphane Lissner para la temporada de 1995 en el teatro parisino, montaje que reprogramó para esta primera temporada del remozado coliseo madrileño. Tras la salida de Lissner del Real, la nueva dirección, encabezada por Juan Cambreleng, decidió respetar este título.
Producciones anteriores
Thomas Allen, con un diapason amplísimo dentro de su cuerda (recuérdese su Hamlet de 1980, sus Britten, su Don Giovanni con Sawallich), había cantado La zorrita astuta en dos producciones anteriores a la del Chatêlet, primero con Miller en 1977 y luego en Londres en la temporada 90-91. "Siempre que vuelvo a La zorrita... debo estudiarla a fondo. Es el círculo de la vida y la naturaleza; una obra que crece con los años y no envejece musicalmente. Es único como música el caso de Janácek: con los instrumentos convencionales provoca sonoridades muy especiales". "Para la orquesta es muy difícil'', puntualiza Allen, que a continuación se adentra en el estilo del checo: "La partitura tiene un problema casi matemático. Está muy bien escrita tanto para el barítono como para la soprano".Por su parte, Jean-Claude Gallotta -que actualmente está enfrascado en la redacción de un nuevo ballet propio sobre Don Quijote y que repone para la Opera de París su Ulisses con el español José Martínez como estrella- asegura haber entrado en Janácek "trabajando la dramaturgia a partir del movimiento, y hasta contando con los elementos escenográficos. Me adapté al tempo musical y así surgió una pieza muy viva, de animales-hombres y hombres-animales".
A medio camino entre las fábulas de La Fontaine y los cuentos de Beatrix Potter, La zorrita astuta es la pieza más extraña al conjunto de las nueve óperas que compuso Leos Janácek (1854-1928), y está basada en una novela corta de Rudolf Tésnohlídek, el antecedente más directo de las fábulas irónicas y políticas de Karel Kapec que han cimentado una tradición muy particular dentro de la literatura checa de este siglo, Franz Kafka incluido.
A pesar de su agilidad y hermosa música, La zorrita... se ha escenificado poco desde su estreno en Brno en 1924 y la reposición del Chatêlet es la segunda que se hace en Francia, tras una primicia a mediados de los años cincuenta. En el Reino Unido, dos versiones escénicas a partir de 1970 han sido éxitos reconocidos, y en ellos ha participado siempre el barítono galés Thomas Allen. En esta ópera, los protagonistas son animalitos en el bosque, pájaros chismosos, perros pendencieros, gallinas pretenciosas, una lechuza meditabunda... pero, en absoluto, es una función para niños. La contraposición en los personajes humanos la dan el ufano guardabosques, el diletante maestro, Harasta el vagabundo y buscavidas, y un cura que empina el codo y duerme mucho. De este bestiario entre el esperpento y la ternura surge un cuadro armónico y universal.
Coreografía gestual
El coreógrafo francés Jean-Claude Gallotta, figura indiscutible y uno de los pilares fundacionales de la nueva danza francesa, ha elaborado, a partir del libreto y del sugerente aporte de las sonoridades características de Janácek, una coreografía gestual que engloba toda la pieza, dándole el corpus de una ópera-ballet. Al movimiento de carácter coreográfico, además de los propios cantantes, se añaden los bailarines de la plantilla del Grupo Emile Dubois de Grenoble.Tanto Allen como Gallotta coinciden en la excelencia de las instalaciones del Teatro Real.
Babelia
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