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Los unionistas del Ulster rechazan el plan de paz del ex senador estadounidense George Mitchell

El primer ministro británico, Tony Blair, desapareció anoche momentáneamente de escena para sostener intensos contactos en Belfast en su intento por impedir el colapso de las negociaciones de paz tras el estruendoso rechazo protestante a las 65 páginas del llamado plan Mitchell. Consciente de las potencialmente explosivas consecuencias de una desbandada general tras 21 meses de negociaciones sobre el futuro de Irlanda del Norte, Blair intentaba apaciguar a los protagonistas del conflicto reiterando que el plan no es nada más que eso, un plan, y que ahora hay que analizarlo y discutirlo. Los protestantes están furiosos, pero de momento no han dado señales de que piensen abandonar la mesa del diálogo.

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Blair cumplió con su palabra de dejar a un lado sus obligaciones en Downing Street para volcarse exclusivamente en la crisis en Irlanda del Norte. El primer ministro tomó un helicóptero y, tras sobrevolar Belfast, aterrizó en el vecino castillo de Hillsborough para conferenciar en privado con David Trimble. El Partido Unionista del Ulster (UUP), la principal fuerza política en la provincia, acababa de desinflar el optimismo destilado. por Londres afirmando que el plan de paz elaborado por el ex senador estadounidense George Mitchell sencillamente no sirve. Portavoces de David Trimble enturbiaron aún más el panorama acusando públicamente al Gobierno de Dublín de actuar de mala fe.Los unionistas están especialmente indignados porque creen que el plan Mitchell otorga exagerados poderes a los organismos comunes. La necesidad de esos organismos ha sido planteada en el llamado segundo nivel o segunda rama de las negociaciones iniciadas hace 21 meses. Con esos organismos, la república independiente de Irlanda y las seis provincias del Norte controladas por Londres podrían estrechar relaciones si es que el plan de paz eventualmente sale bien.

Poderes temidos

Uno de esos poderes temidos por los protestantes tiene potencia simbólica: La mayoría de los protestantes ven esos organismos como un ardid para ir borrando gradualmente la frontera política y marchar hacia la unificación de Irlanda. Si eso ocurre, de las oficinas de todos los partidos y milicias de protestantes probritánicos del Ulster, por ejemplo, ya no podría colgar la Union Jack (la bandera británica) como emblema de poder absoluto."No nos vamos a someter a algo que no es sino una carta para la unificación de Irlanda", declaró Jeffrey Robinson, alto dirigente del UUP de David Trimble, y parlamentario del Ulster en el Parlamento de Westminster.

Instalado en el castillo de Hillsborough, Blair al parecer no tenía prisa por retornar a Londres. Menos aún con la manos vacías. Algo que estropeaba sus posibilidades de persuasión era la comprensible ausencia de su colega y amigo Bertie Ahern, el primer ministro de Irlanda. Ahern abandonó todas sus funciones oficiales para ocuparse del funeral de su madre, repentinamente fallecida el lunes. Siendo el entierro hoy, se espera que Aherri acompañe a Blair mañana, cuando vence el plazo para la presentación del largamente esperado plan de paz para Irlanda del Norte.

A Trimble la presión lo atenazaba anoche por por los cuatro costados. El líder nacionalista católico Gerry Adams, el presidente del Sinn Fein, describió la actitud de Trimble como un ardid de último minuto para sacar mejor tajada del acuerdo y, en una declaración que reflejó el criterio de todos los católicos y bastantes protestantes, le espetó públicamente: "Que vaya creciendo un poco ya que comienza a ser hora".

Como el texto íntegro del plan sigue siendo un secreto y lo que se conoce de sus objetivos sólo pueden considerarse como conjeturas, anoche era difícil descrifrar la manifiesta decepción del Partido Social Democrático Laborista (SDLP) de John Hume. Igualmente enigmática resulta la total falta de entusiasmo en los participantes del centro.

Hume acusó a los unionistas de ignorar "los numerosos aspectos positivos" y dio indirectamente un espaldarazo al empeño de Blair cuando afirmó que el plan está abierto a discusión y que nadie debe aún firmar nada.

Los temores de los responsables policiales a un atentado se vieron respaldados por el descubrimiento hecho ayer en una casa al norte de Belfast de una auténtica fábrica de explosivos. La policía retiró Cerca de 1.500 kilos de explosivos del lugar, que se cree pertenecía a republicanos irlandeses, y donde un hombre fue detenido.

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