El primer ministro chino busca en París impulsar la tímida inversión europea

El nuevo primer ministro chino, Zhu Rongji, se entrevistó ayer en París con el presidente francés, Jacques Chirac, y con su homólogo, el socialista Lionel Jospin. El viaje tuvo un marcado carácter económico. "Estamos dispuestos a hacer sacrificios para mantener la estabilidad en la región", dijo el dirigente, nueva figura emergente en China. Entre esos sacrificios figura la garantía de que "el yuan no será devaluado" y la "adopción de medidas para mantener un crecimiento del 8% con una inflación del 3%".

El antiguo alcalde de Shanghai ha subrayado que China dispone de una reserva de 140.000 millones de dólares (21 billones de pesetas) que "nos permite mantener un buen índice de crecimiento sin riesgo de inflación". Zhu Rongji se ha mostrado más interesado en las inversiones de capital extranjero que en los estrictos intercambios comerciales: "Tenemos auténtica necesidad de ayuda internacional".En la actualidad la UE, con un 13,5% del mercado, es la segunda potencia exportadora hacia China, por delante de EE UU, que controla el 11,5%, pero los estadounidenses, con un 8%, invierten casi el doble que los europeos. El papel de Francia es relativamente modesto, aunque los intercambios entre los dos países -hayan movido, en 1997, el equivalente a 1,2 billones de pesetas.

Entre los grandes proyectos franceses en China figura la construcción de un metro aéreo en Shanghai, la construcción de una línea de ferrocarril de gran velocidad entre Shanghai y Pekín y, sobre todo, un proyecto de avión de 100 plazas que asocia a Airbus, Singapore Tecnologies Private y la sociedad china Avic. "Francia está muy interesada en el proyecto", recordó ayer Chirac, a pesar de que, una semana antes, el secretario de Estado para el Comercio Exterior, Jacques Dondoux, dio a entender que Airbus había descartado la construcción porque era "escéptico respecto a la rentabilidad de la operación". Airbus ya dispone del A319, de 124 plazas, y duda del interés de una inversión en un programa cuyo coste asciende a 250.000 millones de pesetas.

La cuestión del respeto por parte de China de los derechos humanos ha sido "abordada en un aparte", explicó la portavoz del Elíseo. La reticente actitud gala hizo que, en su momento, los intercambios entre los dos países quedaran frenados justo cuando China abría su mercado. Chirac dijo sentirse "contento ante la evolución de las cosas" y Zhu Rongji se refirió a la "amistad eterna" entre las dos naciones. El primer ministro chino confirmó que su país estaba dispuesto a firmar el pacto de la ONU sobre los derechos civiles y políticos pero no quiso precisar en qué fecha.

El dirigente chino aceptó la idea de que "Europa es un factor de estabilidad" y las explicaciones de Chirac sobre la naturaleza del mercado comunitario: "Es el más abierto del mundo y quiere continuar siendolo".