_
_
_
_

Kinshasa acusa a Bélgica de terrorismo y a la ONU de profanar tumbas

Laurent Kabila, el hombre que derrocó a Mobutu Sese Seko, empieza a ver conspiraciones por todas partes. Las autoridades de la República Democrática de Congo (RDC, antiguo Zaire) han lanzado durísimas recriminaciones contra Bélgica y la ONU ante lo que consideran una serie de conjuras en su contra. El Gobierno de Kinshasa acusa a Bruselas de "terrorismo" por introducir armas en el país y a la ONU de "comportamiento escandaloso" y de "profanar tumbas" en su investigación de los supuestos excesos de las tropas de Kabila.

El ministro belga de Asuntos Exteriores, Erik Derycke, reprochó a las autoridades congoleñas actuar de forma "irresponsable" al haber "montado un golpe de teatro". El ministro rechazó de plano las inculpaciones de "terrorismo" y remitió a las declaraciones de su portavoz, André Querton, en las que señaló que las armas mostradas por la televisión congoleña eran dos cajas de fusiles que debían partir el sábado de Kinshasa hacia Bruselas y que contaban con autorización de Kinshasa. Según Querton, las armas pertenecían a cuatro militares belgas y habían sido enviadas en 1997 a Lubumbashi, la capital de la región minera de Katanga, para proteger a los belgas que residían allí.El ministro congoleño de Información, Raphael Ghenda, condenó también el "comportamiento escandaloso de la misión de investigación de la ONU" y calificó de "profanación de tumbas" la exhumación de cadáveres en Mbandaka, al noreste del país. Las exhumaciones fueron realizadas para comprobar las acusaciones de asesinato planificado y masivo de refugiados hutus a manos de las fuerzas de Kabila y de sus aliados ruandeses.

Las incriminaciones lanzadas el sábado en la televisión congoleña están relacionadas con la exasperación del presidente Kabila ante las críticas de la comunidad internacional por las violaciones de derechos humanos. La Unión Europea ha hecho ver al nuevo régimen que el dinero que la RDC necesita para rehabilitar un país devastado por décadas de corrupción bajo Mobutu dependen de un cambio en la política de derechos humanos.

El pasado viernes, el ministro de Justicia, Mwenze Kongolo, anunció la "disolución" de la principal organización de defensa de los derechos humanos, la AZAHO, culpable, según Kinshasa, de "realizar campañas políticas para torpedear la acción del Gobierno" y de recibir "dinero del extranjero". La AZAHO era una de las pocas instituciones que ejercían una vigilancia crítica sobre el nuevo régimen, toda vez que la actividad de los partidos opositores fue suspendida por Kabila tras su triunfo.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_