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Los nuevos adoquines del monasterio de El Escorial se hunden

Después de 400 años, las piedras se mueven en torno al monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Pero no las que hizo poner Juan de Herrera, sino las que colocó, hace 15 días, la Comunidad de Madrid en la avenida que rodea al monumento. El paso de coches sobre la avenida de Juan de Borbón ha hundido el nuevo pavimento de adoquines. El tráfico, que ha estado cerrado durante los dos años que duró la reforma, se ha vuelto a cortar.

La ceremonia de colocación de la última piedra del monasterio de San Lorenzo de El Escorial, obra del arquitecto Juan de Herrera, fue el 13 de septiembre de 1584. Cuatro siglos más tarde, el pasado día 20 de marzo, el presidente del Gobierno regional, Alberto Ruiz-Gallardón, inauguró por todo lo alto la reforma de la lonja del monasterio, que incluía el adoquinado de la vía que rodea el monumento. Apenas dos semanas después, este pavimento de piedra en la vía bautizada por la Comunidad como avenida de Juan de Borbón, se han descolocado y hundido.La razón la exponía un trabajador, ayer a pie de obra: "La mezcla del cemento que sustenta los adoquines está mal hecha. La proporción de arena es demasiada en relación con la de cemento. Es una mezcla de mala calidad".

La Comunidad se ha gastado casi 300 millones en las tareas de reforma del conjunto, que han durado dos años. Durante todo ese tiempo, el tráfico por la lonja del monumento ha estado prohibido. Se reabrió el pasado día 20 tras la inauguración, pero se tuvo que volver a cortar el jueves pasado. Los adoquines se hundían con el paso de los vehículos.

Los técnicos creen que habrá que esperar cerca de 20 días hasta que se pueda circular de nuevo por esta vía. Durante el parón de los dos años, se abrió una polémica sobre si se debía o no permitir el paso de vehículos por la lonja tras la reapertura. Al final, la discusión se zanjó de una forma parcial: sólo pueden circular por ese vial los coches y unos pocos autobuses de línea de la zona. Pero la avería arquitectónica descubierta la semana pasada en el pavimento de la avenida de Juan de Borbón, ha reabierto la polémica.

En la localidad, los vecinos no se muerden la lengua: "Esta obra es una chapuza. La han hecho deprisa y corriendo y con la intención de figurar en la foto", criticó Carmelo, carpintero de 49 años, que no quiso ver su apellido publicado. Otro vecino, Ángel Morales, de 74 años, apostillaba: "Después de todo lo que han tardado en arreglarlo, porque la verdad es que hacía falta, estaba ya muy mal [la plaza que rodea al monasterio], y lo que les ha costado... ¡hombre por Dios!".

Morales se cruzó en uno de sus paseos por la lonja con un amigo. Se pusieron a comentar los desperfectos de la nueva obra. "Pero, cómo se han podido hundir los adoquines. Si por aquí no pasan más que turismos y algún autobús que otro. Si hubieran permitido el paso de camiones, esto no hubiera durado ni diez minutos", le dijo Morales. "Si lo que van a tener que hacer es prohibir la circulación por la avenida", añadió otro vecino que se sumó a la tertulia.

Tareas de parcheado

Las tareas del parcheado del pavimento en las numerosas zonas donde se ha hundido comenzaron el viernes pasado. Acabarán el próximo miércoles y a partir de entonces habrá que esperar 15 días para que se seque el nuevo cemento. Luego se podrá abrir al tráfico la vía.Una decena de trabajadores se empleaba ayer a fondo para reparar los desperfectos causados en el pavimento. Su trabajo era minucioso. Tenían que limar el cemento que rodea a los adoquines uno a uno. Lo hacían agachados y con una máquina raspadora que tenía un disco de vidrio en la punta. Finalizada su tarea, llegaban otros companeros para recomponer los adoquines, sueltos, como un rompecabezas. Los recortaban a golpe de cincel y martillo, y los pegaban de nuevo con un cemento más consistente. Los coches decidirán si está bien hecho esta vez.

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