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Reportaje:

Los secuestradores de las monjas buscaban publicidad durante la visita de Clinton

Alfonso Armada

Sagrario Larralde y Rosa Muñoz jamás imaginaron que la aireada visita del presidente Bill Clinton a seis países africanos, Ruanda entre ellos, iba a hacerles correr uno de los episodios más peligrosos de su vida. Las dos religiosas de la Caridad de Santa Ana estuvieron secuestradas durante cinco días, "no para curar a milicianos heridos, sino para buscar publicidad aprovechando la visita del presidente de EEUU a África". Muñoz, médico de 32 años, y Larralde, enfermera de 62, seguían descansando ayer en la misión que los padres carmelitas tienen en la ciudad congoleña de Goma, adonde llegaron por su propio pie, "muy sucias y cansadas", en el anochecer del viernes.

Luis Hernández Bueno, miembro de la misión que los padre carmelitas tienen en Goma, la ciudad ribereña del lago Kivu que se hizo tristemente famosa por los campos de refugiados hutus ruandeses allí instalados entre 1994 y 1996, relató ayer que "era completamente falso que las monjas hubieran sido secuestradas para prestar ayuda a milicianos heridos. Lo único que pretendían sus secuestradores era aprovechar la presencia de Clinton en África para buscar propaganda política. Durante su periplo por la selva, en ningún momento desempeñaron labores médicas. Recorrieron, unos ochenta kilómetros y siempre por la noche". Clinton pasó el último miércoles dos horas en Ruanda y reconoció la responsabilidad de la comunidad internacional a la hora de impedir el genocidio ruandés de 1994, en el que cerca de un millón de tutsis y utus moderados murieron a manos de extremistas hutus.La provincial de la congregación de la Caridad de Santa Ana Madrid, Antonia Azpilicueta, afirmó que Sagrario Larralde y Rosa Muñoz "han sido tratadas correctamente por sus secuestradores" y que, tras conversar con ellas por teléfono, las había encontrado "cansadas", aunque le confirmaron que "se encontraban en buen estado". Larralde y Muñoz fueron arrancadas el lunes pasado de su misión en Kivumu, al noroeste de Ruanda, por un grupo de milicianos hutus, según todos los indicios, junto a otras cinco novicias y dos colaboradoras, todas ellas ruandesas, que fueron puestas en libertad 24 horas después. Los hutus rebeldes, derrotados entonces, buscan ahora poner en aprietos al nuevo régimen ruandés.

Hoy tiene prevista su llegada a Goma el embajador de España en Kinshasa, capital de la República Democrática de Congo (RDC, antiguo Zaire), para hacerse cargo de las religiosas y facilitarles nuevos pasaportes, ya que cuando llegaron a la misión de los carmelitas lo hicieron sin papeles. Bordallo confirmó a la agencia Efe que la liberación la habían "conseguido" después de realizar. "múltiples" gestiones en las que intervinieron "muchas personas", tanto en la RDC como en Ruanda y Tanzania, pero el diplomático evitó confirmar que se haya producido algún contacto, "directo o indirecto", con los secuestradores. Las monjas regresarán a España, con toda probabilidad, vía Kinshasa y Bruselas, el próximo fin de semana.

Interrogatorio

Hernández Bueno reiteró que el agotamiento de las religiosas desaconsejaba que hiciesen declaraciones. Al parecer habían sido sometidas a un "exhaustivo" interrogatorio por las autoridades congoleñas de inmigración. La zona de Goma, capital de la provincia congoleña de Kivu norte, es una de las más inestables del país tras la caída de Mobutu y la llegada al poder de Laurent Kabila, que contó para ello con el apoyo de las autoridades tutsis de Ruanda. En la zona de Goma y al noroeste ruandés actúan milicias hutus, antiguas tropas de Mobutu, guerrilleros mai-mai que apoyaron a Kabila y tropas regulares de la República Democrática de Congo y de Ruanda."Las monjas llegaron muy cansadas, pero no asustadas. Estaban muy tranquilas". El padre Hernández Bueno no se atrevió a precisar si los secuestradores eran hutus o tutsis, aunque todo apunta que eran milicianos hutus que combaten al nuevo Gobierno de Ruanda, dominado por la minoría tutsi. Los rebeldes hutus cruzan con frecuencia la frontera entre la RDC y Ruanda para hostigar al Ejército ruandés. Todas las semanas se cuentan por decenas las víctimas mortales que dejan estos enfrentamientos.

En el asalto a La Santé, el centro de salud que regentaban las hermanas secuestradas en Kivumu, al noroeste de Ruanda, a 14 kilómetros de la frontera con el antiguo Zaire, participaron 40 rebeldes hutus, según informaciones del Ejército ruandés. Los secuestradores se llevaron tras el asalto material quirúrgico y sanitario, de ahí que las primeras informaciones dieran cuenta de que las religiosas habían sido capturadas con la intención de que prestaran auxilio médico a milicianos heridos.

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