Frederic Amat rueda 'Viaje a la luna', de García Lorca
El artista se estrena como director con un surrealista guión inédito del poeta
Segundo día de rodaje. La indicación del guión inédito de Lorca dice: "Cabeza boca abajo de ella con doble exposición sobre un dibujo de venas y granos gordos de sal para el relieve". Frederic Amat, pintor y escenógrafo que se estrena como director, habla suavemente a la bailarina Marta Carrasco, tendida en el suelo, mientras junto a la maquilladora le pinta en la cara las venas una a una. Tres horas para dos segundos. Todo es así de minucioso en el rodaje de Viaje a la luna, película que produce Ovídeo e impulsa la Fundación García Lorca, que considera el filme uno de los principales actos del Año Lorca.
Frederic Amat conoce muy bien la obra de Lorca. Colaboró, por ejemplo, con Lluís Pasqual y Fabiá Puigserver en el estreno mundial de El público en el Piccolo Teatro de Milán, en 1986. Después han venido otros montajes del poeta y, sobre todo, un intenso trabajo de interpretación del guión de Lorca y de las imágenes y experiencias en las que el poeta pudo inspirarse. En cierto sentido, Viaje a la luna puede entenderse como la respuesta de Lorca a El perro andaluz de Buñuel y Dalí. No lo llegó a ver, pero lo interpretó, por su título, como un agravio personal. Viaje a la luna está lleno de imágenes poéticas y visuales difíciles casi de imaginar y, por supuesto, de materializar. "A través del buceo y conocimiento de la obra lorquiana y de los dibujos que empecé a hacer a partir del guión pude encontrar las claves que esconde este texto aparentemente hermético, pero que en el fondo tiene un hilo narrativo claro", afirma Amat. "Lo que he intentado es desentrañar el hilo y la historia del guión para, una vez entendido, volverlo a montar para devolverle su valor plástico y poético". Amat no considera que el guión sea estrictamente surrealista, sino más bien un diálogo entre el sueño y la vigilia. En su opinión, Lorca expresó con imágenes oscuras y sugerentes una historia de referencias autobiográficas en las que reivindicaba no sólo el amor homosexual sino, principalmente "la fertilidad del deseo y el amor en libertad frente a los convencionalismos y las falsas tolerancias".Acompañan a Amat en esta aventura muchos amigos. Cesc Gelabert realiza una coreografía para la película. El compositor Pascal Comelade se encargará de la banda sonora. Tomás Pladevall (Gaudí, Tren de sombras, El pianista), de la dirección de fotografía y Mariona Omedes, de la posproducción. "Lo complicado de esta película es que pueden hacerse cincuenta interpretaciones del guión", señala Pladevall. "En este sentido, si generalmente para el director de fotografía los referentes son a partes iguales el guión y el director, en este caso, el 90% depende de la visión del director. Es un proyecto extraño y muy especial".
Superposiciones
El papel de Mariona Omedes en el filme es fundamental. "Hay 20 minutos de película y 18 de una posproducción que queremos que no sea funcional, sino que tenga un carácter mágico y sugerente", afirma. Según el guión de Lorca y la recreación de Amat, en la cinta se superponen hasta tres imágenes en un mismo plano y en ocasiones se combinan escenas reales con dibujos -uno de Lorca y el resto de Amat-, efectos visuales de todo tipo e imágenes en tres dimensiones. Se rueda en cine, luego se digitaliza para realizar la posproducción en vídeo y vuelve a pasarse a cine. Todo está milimetrado.
"Es un rodaje muy especial porque nada de lo que se rueda será igual en el montaje final", señala Quique Camín, productor ejecutivo del filme, cuyo presupuesto aproximado es de 53 millones de pesetas. "En el guión se nota que Lorca conocía muy bien las posibilidades del cine de la época y pone indicaciones muy concretas, pero no hay nada sobre la interpretación o el tempo de la película. Esto tenemos que darlo nosotros".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.