Demasiadas dificultades
Los novillos presentaron excesivas dificultades para la corta experiencia de los novilleros. Si en lugar de ser novilleros poco experimentados hubieran sido avezados matadores de alternativa, las dificultades que presentaban los novillos a lo mejor también habrían resultado excesivas. Se ha visto en Valencia.Por lo visto en Valencia, los avezados matadores de alternativas necesitan que se les caiga el novillo. No se ha dicho toro para hablar con propiedad. Lo que se lidió casi todas las tardes en la afamada feria fallera eran novilladas y, además, inválidas.
Los novillos que lidiaron en Madrid los novilleros de corta experiencia tenían más trapío que muchos de los toros falleros, desde luego más desarrolladas y astifinas cornamentas y mucha mayor fortaleza. A los novillos de Madrid les pegaban tres varas, no se cayó ninguno, y embestían enterizos a la muleta. Y si llegado el último tercio daban en reservones era consecuencia no de su invalidez sino de su mansedumbre.
Palomo Bejarano, Zamorano, Contreras
Novillos de Palomo Linares, muy bien presentados, con trapío, mansos excepto 6º dificultosos. Manolo Bejarano: dos pinchazos y estocada corta (silencio); pinchazo, metisaca y estocada corta de la que sale rebotado (silencio). David Zamorano, de Afiover de Tajo, nuevo en estaplazá: estocada a toro arrancado (ovación y también pitos cuando saluda); pinchazo, estocada corta -avíso- y dobla el novillo (silencio). Juan Contreras: pinchazo y estocada corta baja (silencio); estocada, (palmas y protestas cuando saluda por su cuenta).Plaza de Las Ventas, 22 de marzo. Media entrada.
Las dificultades de los novillos de Palomo Linares prevenían de su mansedumbre. Una mansedumbre que no excluía la casta. En estas cuestiones de casta-mansedumbre-bravura-nobleza-moruchez hay una tendencia a confundirlo todo, principalmente entre taurinos. El toro de vacas, que llaman los taurinos, es el que "se deja", y a lo que se deja es a que le peguen una manta de derechazos. En cambio al toro encastado y peleón que vende cara su vida, ya le pueden ir dando.
La novillada de Palomo Linares, a estos taurinos de ahora les debió de parecer horrible. Y no era para tanto. Efectivamente en la prueba de varas se iban sueltos, esperaban en las suertes de banderillas, llegaban a las de muleta con poco recorrido. Pero toda la vida de Dios hubo reses así, y ni los taurinos ni los aficionados, ni nadie en la fiesta se rasgaba las vestiduras. Por supuesto que toros mansos no se desean en ningún caso, mas si salen al redondel, propician la emoción e incluso el éxito sí se les da su lidia, que la tienen, por cierto interesantísima.
Novilleros de poca experiencia no pueden normalmente dirigir ni ejercitar una lidia eficaz con el ganado encastado y manso, pues requiere conocimientos cabales del arte de torear y valor sereno, todo lo cual suele ser patrimonio exclusivo de los maestros en tauromaquia. Y es lo que les sucedió a los inexpertos novilleros de la tema, excepción hecha del valor, que ese sí demostraron poseerlo.
Ninguno de los tres novilleros se alivió ni perdió los papeles. Los tres intentaron faena con mucho pundonor. Manolo Bejarano lo hizo especialmente en la suerte al natural. Es un dato. Apenas tanteó a su primero ya se había echado la muleta a la izquierda. No le salieron lucidos los naturales, ni en este novillo, ni en el cuarto -ambos complicados- pero ahí quedó el meritorio propósito del torero, que se llegaba a Madrid dispuesto a triunfar con el toreo fundamental.
El debutante David Zamorano procedió al revés y se puso a pegar derechazos a destajo, algunos de buena factura. Y acabó haciendo plúmbeas las faenas por su excesiva duración.
El toreo a la verónica lo instrumentó bien Juan Contreras en los lances de recibo al tercero de la tarde. Para empezar, ganaba terreno en cada uno de ellos, y toreando con la adecuada ligazón trazó la media verónica en los medios. Las suertes de muleta no le salieron tan redondas, ni .con éste manso de corta arrancada -que le enganchó muchas veces la muleta y le desarmó- ni con el encastado berrendo que hizo sexto, al que aplicó un crispado trasteo con algunos amagos tremendistas que rechazó la afición.
Nuevas comparecencias darán oportunidad a los tres novilleros para demostrar sus progresos y alcanzar éxitos, si les sale ganado más propicio. Pero que sea íntegro, al estilo de esta novillada; no como los toros que sacan en algunas ferias de por ahí, y que son la risa.
Babelia
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