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Hollywood vive con orgullo el éxito de 'Titanic'

Las encuestas se centran en la cantidad de 'oscars' que puede recibir el filme de Cameron

''El cine", dice James Cameron, el director de Titanic, "es el único negocio en el que la gente paga para que le hagas llorar". Conseguir mucho dinero a base de suscitar emociones es la esencia de Hollywood, así que es normal que esta colina californiana respire ahora por Titanic con un orgullo que no sentía desde hacía años, décadas incluso, por ninguna de sus criaturas. Muy mal le han de ir las cosas a esta película para que, en la madrugada española del martes, no coseche un montón de estatuillas doradas de ese tipo calvorota llamado Oscar. Lo único que todos se preguntan ahora es cuántas.

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Si Estados Unidos mira en general con benevolencia los escándalos sexuales en los que está implicado su presidente, Los Ángeles, la patria de Monica Lewinsky, aún más. Esta inmensa metrópoli del Pacífico, donde se funden las culturas anglosajona, hispana y asiática, donde se cultiva el ver y el dejarse ver, donde la aparencia es la esencia, donde todo está permitido a condición de que sea extravagante, donde se da por hecho que el sexo es la recompensa natural al poder y al dinero, contempla con indiferencia, si no perplejidad, el ruido que están armando en Washington por un achuchón de más o de menos.Lo que en este fin de semana le preocupa a Los Ángeles es si Titanic logrará los 11 oscars conseguidos por Ben-Hur en 1959. Si fuera por votación popular, así sería. La película tiene todo lo que hay que tener según los criterios de Hollywood: un amor imposible en un marco (le época, actores encantadores y fantásticos efectos especiales. Pero Titanic es mucho más: una va a verla cargado de escepticisino y sale pasmado por haber pasado 3 horas y 14 minutos reteniendo sin el menor esfuerzo las ganas de ir al lavabo. Como dice William Goldinan, ganador de dos oscars al mejor guión, "el maldito Cameron te ha dado toda una lección de cine, o sea, de cómo contar una historia".

Un arte vivo

Para Los Ángeles no cabe la menor duda: lo de Titanic sólo es comparable a algo que pasó hace casi sesenta años: Lo que el viento se llevó. ¿Quién decía que Hollywood estaba muerto? Hollywood está tan vivo como todo en este Estados Unidos de fin de milenio. Acabando de maravilla sus productos, vendiéndolos como nadie y haciéndolos más adictivos que esa nicotina ahora perseguidísima en California. ¿Saben que el 20% de los espectadores de Titanic vuelven a verla? Y que el 76% de esos repetidores afirman que pasarán por taquilla una tercera vez?Nadie sabe exactamente lo que le ha costado Titanic, ni tan siquiera los contables de Fox y Paramount, las coproductoras de la película. Lo único cierto es que, para que le dejaran terminarla como él quería, Cameron renunció a sus ocho millones de dólares de honorarios y a su participación en unos beneficios que parecían altamente improbables. Digamos, pues, que Titanic ha costado más de doscientos millones de dólares, Pero como va camino de cosechar mundialmente más de mil millones de dólares, ha establecido un nuevo listón para Hollywood: no importa lo que cueste ni lo que dure una película. Lo que importa es que cuente una historia que a la gente la mantenga pegada a la butaca.

El único residente actual de Los Ángeles que parece no haber visto Titanic es un chico navarro de 10 años de edad llamado Andoni Erburu. En la noche del viernes, Andoni, el protagonista de Secretos del corazón, contaba en el hotel Bel Age, que a él las películas que le gustan son "las de acción, tipo las de James Bond, El mundo perdido o Anaconda". "0 sea", le dijo a Andoni este periodista, "que algún día también te gustará Titanic". Andoni no dijo palabra, pero puso su pícara cara de sorprendido. "Es que", le explicó el periodista, "Titaníc también es de acción".

El equipo de Secretos del corazón, candidata al Oscar a la mejor película extranjera, da en Los Angeles una simpática imagen de buenos y concienzudos artesanos visitando un centro espacial de la NASA. Imagínense ustedes a la: actriz Silvia Munt contándole con entusiasmo a un vecino de Los Ángeles que acaba de dirigir su primer cortometraje... ¡basado en un cuento de Chéjov! Y añadiendo: "Yo prefiero ver a Robert de Niro actuando que en persona. A mí lo que me interesa de un actor es su trabajo". O imagínense al director Montxo Armendáriz respondiendo así a una pregunta sobre si le gustó Titanic: "No me aburrió".

En esta locura de ciudad llamada Los Ángeles, el gusto- y la moderación de los españoles de Secretos del corazón es algo marciano. Pero la película, como Volver a empezar o Belle époque, podría abrirse en la madrugada del martes su hueco en el palmarés de la Academia de Hollywood. Andoni, Montxo y Silvia tendrían entonces que subir al escenario para vérselas, ni más ni menos, que con Sharon Stone. ''¡Toma corte!'', que diría Andoni.

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