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Los republicanos creen prematura la propuesta de comenzar el proceso de destitución de Clinton

La palabra impeachment (enjuiciamiento con fines de destitución del presidente) dominó ayer las conversaciones del Capitolio, sede del Congreso de Estados Unidos. Pero, incluso entre las filas republicanas, la propuesta de Newt Gingrich de crear "un comité especia" para estudiar el impeachment de Bill Clinton encontró fuertes resistencias. La mayoría de los legisladores consideró prematura la idea del presidente e la Cámara de Representantes.

Gingrich lanzó el lunes, como un globo sonda, una sugerencia para que sea creado "un comité especial" del Congreso que comience "discusiones preliminares" ante la posibilidad de que el fiscal independiente Kenneth Starr termine sus investigaciones sobre el caso Lewinsky con la conclusión de que hay razones suficientes para que el Legislativo le abra al presidente un proceso de impeachment por falso testimonio, incitación al perjurio y obstrucción a la justicia Pero la sugerencia encontró ayer fuertes resistencias. La creación de ese organismo especial, dijo el republicano Charles Canady, miembro del Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes, "sería percibida como un acto partidista sin precedentes, una intrusión en el curso de la justicia".El clima de hostilidad contra Clinton, no obstante, ha subido varios grados en el Capitolio desde que Kathleen Willey declarara a la cadena de televisión CBS que fue asaltada sexualmente por el presidente en pleno Despacho Oval, en noviembre de 1993. "Mucha gente, incluido yo, piensa que la señora Willey es muy creíble", dijo el senador republicano Orrin Hatach Las acusaciones de Willey, según el también senador republicano Don Nickles, son "muy turbadoras y, si son ciertas, muy dañinas para la presidencia y para EE UU".

La operación de desprestigio de Willey lanzada por la Casa Blanca al divulgar las cartas y mensajes amistosos que le envió a Clinton tras el presunto incidente en el Despacho Oval, ha conseguido resultado contradictorios. A muchos norte americanos les ha sembrado una duda sobre la credibilidad de la ex empleada de la Casa Blanca; a otros les ha provocado una sensación de rechazo a los métodos de la presidencia. "Todos aquellos que han criticado la Casa Blanca de Clinton", dijo ayer el senador Hatach, "han sido zarandeados y arrojados al barro". Varios expertos legales señalaron que las cartas de Willey no prueban que Clinton sea inocente. "Estamos hablando de una mujer que ha sido presuntamente agredida sexualmente por alguien que tiene la llave de su futuro empleo", declaró la abogada Barbara Kate, autora de un libro sobre el acoso sexual. "A Willey no le quita un ápice de credibilidad el haber seguido pidiendo ayuda a la persona más poderosa que conocía: el presidente de EEUU", afirmó Kathy Rodgers, presidenta de la Organización Nacional para la Educación y Defensa de las Mujeres.

El editor californiano Michael Viner confirmó ayer que el abogado de Willey se puso en contacto con él para ofrecerle escribir un libro, una acusación que había sido formulada por Robert Bennett, el letrado de Clinton en el caso Paula Jones. Viner explicó que no se interesó en el asunto, porque "la historia de Willey que se me ofreció, la de una amiga y admiradora de Clinton, era muy diferente a la que ella contó en CBS". En esa cadena, Willey aseguró que Clinton la besó, le tocó los pechos y la obligó a poner una mano en su pene en erección.

En otro de los frentes de escándalo sexual que tiene abiertos Clinton, el caso Lewinsky, el gran jurado de Washington escuchó el martes el testimonio de Catherine Allday Davis, una amiga de la ex becaria de la Casa Blanca. Allday Davis, traída desde Tokyo, donde reside, fue preguntada acerca de si Monica Lewinsky le contó alguna vez que estuviera sosteniendo relaciones sexuales con el presidente. No se conocían ayer sus respuestas.

Fue William Ginsburg, el abogado de Lewinsky, el que formuló en voz alta la gran pregunta: "¿Cuándo comparecerá mi cliente ante el gran jurado?" Y la respondió así: "Es posible que nunca, porque el fiscal Starr sabe exactamente qué es lo que va a decir, para bien o para mal".

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