La UGT se endurece

LA UNIÓN General de Trabajadores (UGT) ha ganado cohesión interna en su último congreso, a la vez que endurecía sus posiciones en materia de empleo. De las resoluciones adoptadas quedará como reivindicación central la reducción de la jornada laboral a 35 horas por ley y sin coste salarial para los trabajadores, una propuesta que desborda a CC OO y, desde luego, al PSOE. Pero al margen de esta discrepancia en el ámbito de la izquierda, los debates han establecido un creciente distanciamiento en materia fiscal o de empleo respecto al Gobierno del PP, en un momento en el que la entrada en el euro obligará a perseverar en políticas restrictivas de gasto público.Del congreso cabría deducir que la UGT se hubiera alejado a la vez de su propio pasado -de la sombra de Nicolás Redondo- y también del PSOE, para adoptar en algunas materias posiciones más próximas a las que defiende Izquierda Unida. No cabe olvidar, sin embargo, que los congresos y sus resoluciones siempre se prestan a un cierto ejercicio de retórica y de imagen, y que la labor sindical se mide con mayor exactitud en la negociación colectiva. En este sentido, UGT se inscribe en la transformación general de los sindicatos europeos -con una afiliación claramente declinante- en organizaciones cada vez más centradas en la discusión de las relaciones industriales desde una concepción moderna.

La bandera de las 35 horas ha sido la más vistosa del congreso. La UGT pide su introducción "al comienzo del siglo XXI" -Cándido Méndez precisó que en el 2000 o 2001-, acompasada al plan francés que establece ese límite con carácter obligatorio en el 2000 para las grandes empresas, y en el 2002 para las pequeñas. Tan determinante como la reducción de la jornada puede ser su cómputo flexible anual, lo que, en opinión de algunos empresarios franceses, permitirá a las empresas sanear sus horarios y adaptarse mejor a los ritmos de producción que pide el mercado.

Lo que se echa de menos es una reflexión más serena, especialmente cuando la reducción de la jornada se debe producir, según el sindicato, "sin merma salarial". Parece razonable que en esas condiciones los empresarios planteen aumentos de productividad, lo que en última instancia cuestiona el. objetivo de esta medida: crear nuevos puestos de trabajo. A diferencia de lo que proponen CC OO y el secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, UGT pide que esta reducción de jornada se introduzca por ley y no mediante un acuerdo con la patronal. Estas significativas diferencias pueden suponer una dificultad añadida para crear la alianza de la izquierda que propugna el propio Méndez.

Conocido el rechazo del PP y la negativa del PSOE a implantar la jornada de 35 horas por ley, el apoyo de IU parece un escaso bagaje parlamentario para tener éxito en el Congreso de los Diputados. En otras cuestiones se ha ampliado también la distancia respecto al Gobierno del PP: UGT entiende que la reforma del IRPF beneficiará principalmente a las rentas más altas y detraerá fondos públicos para gastos sociales, en particular para dotar de contenido a un plan de empleo que, en opinión del sindicato, se reduce a un moderado impulso a la formación profesional. En otras materias, como las ayudas de la UE al olivar, UGT propugna una huelga del sector si la Comisión Europea no atiende a los intereses españoles. Una amenaza que puede no venirle mal al Ejecutivo como elemento de presión añadido en su negociación con Bruselas.

Junto con la demanda de adelantar la jubilación y evitar que se extinga en el 2003 el actual derecho a jubilarse a los 60 años, otra novedad es la creación de una Unión de Parados, que debería contribuir a encauzar un movimiento que asoma en Europa y aportar asesoramiento y ayuda a un colectivo largamente olvidado por los sindicatos. También se ha creado una Unión de Trabajadores por Cuenta Propia, ante el incremento de esta figura laboral.

Internamente, éste ha sido para UGT el congreso de la unidad. Frente al congreso extraordinario de 1995, en el que Méndez resultó elegido con una exigua mayoría del 53%, su nueva ejecutiva ha recibido esta vez el apoyo del 861/0 de los delegados. Más allá de las resoluciones concretas, es una buena noticia para todos que la UGT haya cerrado su crisis interna.