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Reportaje:

El género negro reaparece 50 años después

Cine, literatura y televisión devuelven la pasión y el misterio a la cultura de EE UU

Las películas de detectives y misterio, junto a las novelas policiacas, son otra vez uno de los argumentos fundamentales de la maquinaria de la cultura popular en EE UU. La boyante economía de ese país ofrece hoy un panorama opuesto al de la depresión y la posguerra en los cuarenta, pero la recuperación del género es un hecho: L. A. confidential lleva ya seis meses en cartelera; The big Lebowski, la nueva película de los hermanos Coen, convive ya en las salas estadounidenses con un puñado de títulos de la misma familia, mientras literatura y televisión siguen la estela.

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El género conocido como film noir ha estado siempre alimentado por continuas revisiones y una audiencia fiel, pero su encarnación en esta década tiene una serie de claves definitivas: La última seducción y Pulp Fiction en 1994, Fargo en 1996 y ahora L. A. confidential, una de las favoritas a los oscars de este año, inamovible de la cartelera desde septiembre del año pasado. Sospechosos habituales, hace un par de temporadas, tampoco vino mal para esta tendencia, enmarcada en la nostalgia de la música lounge y la cultura del cóctel. En torno a esos títulos, cada uno de los cuales responde a un enfoque diferente y original, el cine negro ha reencontrado fuentes de ideas y rentabilidad.

Dos libros

En su ambicioso documental Un viaje sentimental por el cine americano, que acaba de salir en forma de libro, Martin Scorsese pone el cine negro en la base de la cinematografía nacional y llega a afirmar que la película de misterio de Jacques Tourneur Cat people fue tan importante para la madurez de ese arte como Ciudadano Kane.Por su parte, en En algún lugar de la noche: el cine negro y la ciudad americana, Nicholas Christopher explica que la revitalización del género responde a periodos históricos de ansiedad, como fueron la crisis y la guerra fría en su origen. Entonces, ¿cómo se explica ahora este resurgir, cuando la economía de EE UU bate récords a diario? Para empezar, el propio presidente de EE UU está en el centro de una verdadera trama de pasiones, venganzas e intereses ocultos en la que hay mujeres fatales (Monica Lewinsky), suicidios (el asesor Vincent Foster) y abogados y periodistas con sombrero a la vieja usanza (Vernon Jordan, Matt Drudge).

Y es que, según Christopher, "Ios aspectos más fuertes, urgentes y unívocos del cine negro no van a desaparecer mientras perduren sus fuentes esenciales: la violencia, el poder, el miedo y la ansiedad, el glamour y la depravación urbana y la seducción de nuestros impulsos más oscuros".

El futuro inmediato del glamour y la depravación se llama Eyes wide shut, la nueva película de Stanley Kubrick, y en ella Tom Cruise y Nicole Kidman interpretan a un matrimonio de psiquiatras que se engañan mutuamente con sus pacientes. Mientras, Scorsese, superada su etapa budista y celebrando ahora el 25º aniversario de Malas calles con una nueva copia, regresará pronto a su territorio favorito (el auge y la caída) con una película sobre Dean Martin.

El público americano, harto de la vacuidad de una oferta cultural compuesta de telebasura, superproducciones de Hollywood y películas independientes hechas sin presupuesto ni medios, encuentra refugio en el territorio intermedio donde florecen películas como LA confidential, basada en una estética y unas exigencias intelectuales propias de otra era.

El filme, basado en la novela de James Ellroy, convive estos días en la cartelera de EE UU con un puñado de títulos de la misma familia: Twilight, con Paul Newman y Susan Sarandon, sobre el ocaso profesional y sexual de un detective privado; The gingerbread man, dirigida por Robert Altman y escrita por John Grisham, una trama de lluvia y sombras; Zero effect, realizada por un chaval de 23 años que es hijo de Lawrence Kasdan; y otros misterios de menor calado, como Love walked in y Deceiver.

Palmetto, con Woody Harrelson y Elizabeth Shue, coincide con The big Lebowski, la última de los hermanos Coen, en un tema recurrente en los últimos tiempos (Fargo, sin ir más lejos): el del secuestro amañado. Quizá sea casualidad, pero no hay en esta era Lewinsky l Lebowski un crimen sin resolver en EE UU en el que el principal sospechoso sea otro que aquel que lo denuncia y que parece más afligido por ello: los padres (caso de los Ramsey en Colorado), la niñera de Boston (Joanne Woodward), los hijos (Jeff Ayers, sospechoso de matar a la madre de su novia por petición de ésta).

Dificultades

Las dificultades para hacer cine negro hoy día en EE UU son, como explicaron recientemente algunos productores al diario The New York Times, cuestiones como que, por ejemplo, en Manhattan apenas quedan ya viejos callejones oscuros con goteras y humo saliendo de las alcantarillas.La limpieza urbana del alcalde Giuliani ha puesto en peligro de extinción las localizaciones más rastreras de la ciudad: hoy, por ejemplo, Robert de Niro, en Taxi Driver, no podría conducir por el infierno de sexo barato de Times Square. Sin embargo, una película de cine negro se puede rodar prácticamente entera a base de decorados, como demuestra la reciente Dark City. Esta modernísisma película fantástica de serie b, en la que se combina la atmósfera de Raymond Chandler con Kafka y la Metrópolis de Fritz Lang, es un moderado éxito de crítica y de taquilla en EE UU en estos momentos.

Además, Nueva York no olvida del todo los claroscuros de su pasado, y dedica una gran retrospectiva del fotógrafo de sucesos Weegee, cronista de la noche, la miseria y la muerte callejera. Pero el más convincente retrato de la ciudad como paraíso del crimen se está haciendo ahora por televisión, en las series NYPD Blue y Ley y orden, cuyo nivel de calidad y popularidad no decae gracias a su apuesta no sólo por la ambientación y la violencia real, sino también por la intensidad de los personajes, clave indispensable del género.

La pequeña pantalla en EE UU sigue apoyando ese tipo de narrativa a través de esas series policiacas semanales, y también de telefilmes especiales producidos por las cadenas de cable Showtime y HBO. De hecho, La última seducción fue, antes de su estreno en cine, un telefilme de la HBO.

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