Olé la OLE
Se quejan, no paran, lloran los editores españoles sobre los tantos y tantos problemas que tienen que resolver para vender libros, unos, para que se lean, otros. Pero, como muy bien dijo ayer en Benalmádena el director general del Libro, Fernando Rodríguez Lafuente, la industria editorial española no sólo es en el ámbito cultural la de mayor solidez y proyección sino que ha entrado con firmeza en los mercados internacionales.
OLE es lo último que se han inventado estos tipos que quieren vender libros: una oficina del libro español (una oficina de promoción del libro español). El director general del Libro dijo que considera que éste es un proyecto de urgente ejecución, pues, afirmó, se trata de un nuevo instrumento para coordinar las actividades en tomo al mundo del libro. Desde las ferias internacionales o nacionales, los encuentros de creadores, la defensa del derecho de la propiedad intelectual, y es además, añadió, la puesta en marcha de un instrumento de información. A la larga, y en eso hubo consenso, la OLE se puede convertir en un gran centro de información y de interrelación.
A ver qué hace la Administración, se preguntaban ayer los editores, que consideraron el proyecto absolutamente interesante para la promoción del libro español y sobre todo para su expansión y afirmación definitiva en Latinoamérica.
Esta OLE propone incluir aspectos tan diversos como la promoción, la presencia institucional del libro en todos los foros internacionales, la propiedad intelectual, la defensa de la competencia, las misiones comerciales, el registro de morosos incluso, las pólizas de seguros; la edición de boletines, catálogos y estudios, y el ISBN (registro de títulos vivos).