Los 'verdes' votan un programa radical que dificulta la coalición con Schröder
Al ratificarse en una política exterior encaminada a la disolución de la OTAN y del Ejército y opuesta a los contingentes militares de pacificación, los verdes alemanes, que aspiran a la coalición gubernamental con el Partido Socialdemócrata (SPD), han dado al canciller federal, Helmut Kohl, una oportunidad de recuperarse de la mala racha de la semana pasada. Kohl pasó ayer mismo a la ofensiva y aseguró que una alianza rojo-verde (SPD-verdes) supone "un grave peligro de seguridad para Alemania".
Durante el congreso que celebraron el pasado fin de semana en Magdeburgo para aprobar su programa electoral, los verdes han metido un gol en su propia portería, según la generalizada impresión de los observadores políticos.En Magdeburgo quedó patente el desgarramiento de los delegados entre las tradiciones pacifistas y ecologistas, ancladas en el 68, y la necesidad electoral de asumir una imagen de respetabilidad más convencional para persuadir a la opinión pública -y al SPD- de que, tras 18 años de existencia, se han convertido en una fuerza política capaz de respetar los compromisos internacionales. Al final, las tradiciones se impusieron en política internacional y en ecología.
Los delegados, con el escaso margen de un voto, rechazaron una propuesta que daba carta blanca a la fracción parlamentaria verde del Bundestag para decidir sobre la prolongación del mandato de las tropas de pacificación en Bosnia. También votaron a favor de subir el precio de la gasolina hasta 5 marcos el litro (400 pesetas aproximadamente). Este objetivo, a alcanzar dentro de diez años, puede, sin embargo, asustar a muchos votantes.
Las consecuencias políticas se dejaron sentir inmediata mente. Los miembros de la coalición gubernamental arremetieron contra los verdes y el SPD, paralelamente, y aprovecharon la coyuntura, que tan bien les viene, tras la semana negra vivida tras la victoria del socialdemócrata Gerhard Schröder en las elecciones de Baja Sajonia y la primera derrota parlamentaria en la aprobación de una ley desde que llegaron al poder en 1982.
Las decisiones en política internacional de Magdeburgo muestran que la alianza rojoverde es un "grave riesgo de seguridad para Alemania", aseguró ayer Kohl. El canciller manifestó que con posiciones como las que defienden los verdes se destruirían los fundamentos de la política exterior y de seguridad de Alemania, y "sobre todo" se perdería "el capital de confianza" que este país ha acumulado durante la pasada década; en otras palabras, el legado del mismo Kohl, al que los medios de comunicación alemanes retratan cada vez más a menudo como un político del pasado.
Por su parte, representantes del SPD se distanciaron de los verdes, aunque se cuidaron de dejar abiertas las puertas para el futuro. El portavoz del SPD, Franz Müntefering, dijo que las decisiones del congreso no han destruido las posibilidades de colaboración, pero la han hecho más problemática. Los verdes se han debilitado a sí mismos, manifestó el portavoz, que se refirió a otro de los puntos polémicos del programa, el incremento del litro de gasolina hasta cinco marcos.
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