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Avances de Aznar

Ha bastado una semana para comprobar los avances escritos del presidente Aznar desde la entrevista concedida a los del diario El Mundo hasta las declaraciones sin adornos ni entradillas para la agencia Colpisa publicada en El Correo de Bilbao. En esta nueva entrega, correspondiente al pasado domingo, arrecian las promesas fiscales y Aznar precisa que "nueve millones de españoles dejarán de pagar impuestos por su vivienda". El trabajo se acompaña de unas fotografías firmadas por Fotoprensa que permiten adivinar el mismo escenario interior: el despacho oficial de Palacio. Un vistazo a esas imágenes confirma de nuevo el protagonismo gestual desempeñado por la manos presidenciales. Protagonismo del que parece estar muy orgulloso el aúlico Pedro Arriola y que según se observa consigue dejar prendados a nuestros colegas de la cámara. Porque para encontrar otro ambiente donde se brinde tanta atención a las manos habría que visitar en su estudio encantado de la misma calle de los Narcisos las obras del escultor Julio López Hernández.En el texto distribuido por Colpisa el presidente Aznar rehuye cualquier rectificación. Como puede verse en algunos ejemplos tomados de la sanidad pública o de la lucha antiterrorista. Así, cuando los periodistas señalan que "en la oposicion criticó el medicamentazo del PSOE y ahora presenta el suyo", Aznar se evade subrayando que "lo más importante es si estamos dispuestos a adoptar medidas para garantizar una asistencia sanitaria universal y de calidad a todos los españoles", asunto que hasta donde sabemos por nadie había sido cuestionado. Y ante la repregunta de si en consecuencia "fue una equivocación criticar el medicamentazo del PSOE" el presidente vuelve a escaquearse diciendo que "la diferencia entre las anteriores medidas (las del medicamentazo socialista) y ésta (la del medicamentazo propio) es que aquellas tuvieron unas consecuencias irrelevantes". En seguida añade sin pruebas que "mientras antes decrecía la prestación sanitaria, ahora se incrementa".

Preguntado si hay voluntad del Gobierno sobre el acercamiento selectivo de presos a sus lugares de residencia, Aznar reitera lo de la semana pasada: "Siempre hemos dicho que la política penitenciaria forma parte de la lucha antiterrorista". Pero el público de a pie se queda sin saber si para el caso de contar con mayoría absoluta "mantendría su propuesta de cumplimiento íntegro de la penas por terrorismo" conforme al estribillo de la campaña electora del 96. Su respuesta es que "en este momento ésa no es una cuestión prioritaria", que "la política antiterrorista no debe estar sujeta a vaivenes ni a cambios precipitados de guión". Aznar mantiene impasible el ademán sin recordar el énfasis y la terquedad con la que negaba lo prescrito en el artículo 25.2 de la Constitución, a tenor del cual "las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y la reinserción social...".

Lo que ha desaparecido en el plazo de la semana transcurrida entre una y otra entrevista es la referencia a los peligros que rozaron la estabilidad del Estado en los que se habría incurrido según denuncia de Luis María Anson como último recurso para eliminar a Felipe González de la presidencia del Gobierno. Que se sepa, sólo un periodista alemán quiso saber en detalle de qué se trataba y fue respondido por el presidente Aznar en El Escorial que era un caso de "colosal estupidez". Sin embargo, algunos insaciables adictos a la lógica quieren saber si es posible una colosal estupidez sin un estúpido de semejantes proporciones que la soporte y reclaman que sea identificado al menos ante los contribuyentes al corriente de pago. Por eso sorprende también la oposición del presidente del Congreso, Federico Trillo, para que el PSOE dé estado parlamentario a su interés por la reunión de Álvarez Cascos de diciembre de 1994 en el despacho del director de El Mundo, una vez que con el tiempo transcurrido puede darse por guardado el debido respeto al cocido de Lalín.

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