El artista de la velocidad
A Norman Foster no le han faltado señas del interés que España ha sentido por su obra. Y del amor que él mismo ha proyectado sobre el país y el paisanaje. La orensana Elena Ochoa es su mujer desde 1996 y puede contarse ya una media docena de áreas españolas, desde Galicia (torre de comunicaciones de Santiago de Compostela) hasta Bilbao (el metro), saltando a Barcelona (torre de comunicaciones de Collserola) o Valencia (Centro de Congresos), donde se han plasmado o se estén concretando proyectos suyos.La velocidad con que Foster, 62 años, ha irrumpido en España es semejante a la rapidez con la que se ha implantado por el mundo en altura y en extensión. En cuanto a la altura, suyo es el encargo para construir el que sería el rascacielos más alto de Europa, la Millennium Tower de Londres (385 metros), pero ya es el autor del Commerzbank de Francfort (259 metros), el de mayor talla europea. En cuanto a la extensión, si amplio es el aeropuerto de Stansted, cerca de Londres, la desmesura alcanza al de Chek Lap Kok en Hong Kong, el mayor del mundo.
¿Hacer gasolineras? Eso está relacionado con la velocidad y Foster, que tiene fama de tímido, es famoso también por su afición a pilotar helicópteros y reactores. Diseñar gasolineras, por otra parte, no está lejos del diseño de marquesinas que ha realizado para las ciudades y evoca, también, su afición por el diseño industrial. Y por el gráfico. Si Repsol cambia ahora el hábitat de sus surtidores, también, por obra de Foster, cambiará su imagen de marca.
Estética
Foster es tan acaparador en asuntos estéticos que él mismo hizo crear a su viejo amigo el gran diseñador Otlaucher el tipo de letra con el que está publicando su obra completa y de la que ya se han editado cuatro volúmenes, a la cabeza de los cuales puede leerse esta cita de san Bernardo: "Dios es longitud, anchura, altura y profundidad". Esto está escrito en una tipografía que ha bautizado como "Rotis", que actualmente utilizan para su comunicación varios museos del mundo, el Reina Sofia entre ellos.No es, pues, para Repsol cualquier cosa la elección por la que se ha inclinado. Foster no ganó el concurso para la nueva terminal de Barajas, pero ahora con menos concentración de obra y menor velocidad se encontrará presente en más parajes de la geografía española.
Las gasolineras ya no habrá que verlas sólo con la sospecha de ser estafados ni con la indiferencia de antes. Se trata de obras con firma. Un ejemplo pionero fue la estación de servicio que en estilo futurista había construido en Madrid Casto Fernández Shaw en los años 20 y recientemente "clonada" en el mismo solar de Alberto Aguilera. La diferencia entre los ejemplos de Foster y de Fernández Shaw es que entonces, asombrado por el automóvil, el autor levantaba una arquitectura simbólica; Foster, con Repsol, se ha ceñido al diseño industrial en coherencia con lo que hoy son tan sólo coches.
Babelia
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