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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Victoria y frustración

CLINTON LE ha ganado esta mano a Sadam Husein; pero la partida puede no haber terminado y la situación no ser estable. Así lo demuestra la advertencia de Irak de que puede sancionar a los inspectores de la ONU si no cumplen los términos del acuerdo, para dejar claro que obliga a las dos partes. Los recintos presidenciales en Irak empezarán a abrirse a los inspectores de la ONU, y ésta es la victoria definitiva de Estados Unidos. Sin embargo, por su actitud, sus declaraciones y las de sus colaboradores, Clinton no aparece como un ganador, sino como el protagonista de una amarga victoria frente a una dulce derrota de Sadam Husein.Esta impresión puede deberse a las críticas de destacados senadores republicanos al acuerdo, a que Clinton ha llevado mal la explicación de su estrategia y, sobre todo, a que Koffi Annan ha robado el protagonismo al presidente de EE UU, a pesar de que el secretario general de la ONU ha insistido hasta la saciedad en que la diplomacia no hubiera triunfado de no ser por la credibilidad de la amenaza militar estadounidense.

De hecho, la posición de EE UU se ha reforzado. Que esta próxima semana logre o no una resolución del Consejo de Seguridad que le permita atacar a Irak automáticamente en caso de incumplimiento de lo pactado dependerá de si ha avanzado la idea, ahora apoyada incluso por Francia, de que el régimen de Sadam Husein se expondrá a las más severas consecuencias si viola sus compromisos. El presidente francés, Jacques Chirac, ha bordeado el ridículo al afirmar que el acuerdo se logró gracias a la movilización del "aparato diplomático francés", además del "aparato militar americano". Pero hay que reconocer a Francia el mérito de haber formado, con Rusia y China, un bloque que forzó a Clinton a devolver a la ONU, a su Consejo de Seguridad y al secretario general el papel de mediación y control que nunca debieron perder. Tras esta crisis, la ONU ha recuperado una autoridad que debe mantener.

Empieza a ser urgente buscar una salida política a la situación en Irak. EE UU ha puesto en marcha su amenaza cuando más débil estaba la oposición iraquí; hay que reforzarla para generar una alternativa a Sadam. La causa contra este dictador podría verse reforzada también si la ONU le declarara autor de crímenes contra la humanidad; sobradas razones hay. Tienen que aumentar las ayudas a una población iraquí duramente castigada. También es urgente para la credibilidad en la zona de EE UU y de la UE que Washington y Bruselas logren reanimar el proceso de paz entre palestinos e israelíes. Clinton, los europeos y la ONU tienen mucha tarea por delante. ¿Querrán? ¿Podrán?

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