La protesta sincopada
Como la veteranía es un grado -en Euskadi o en Jamaica, eso da lo mismo-, esta curtida y numerosa banda vitoriana pasea por la geografía del Estado sus 13 años en carretera, practicando uno de los estilos musicales más sugestivos de cuantos suenan en el globo terráqueo: el reggae.En esta ocasión Potato presentaban en directo su séptimo disco, PKO Original, repleto de quejas acerca de eso tan informe, vacuo y siempre contrario a los intereses de cualquier músico: el show bussiness. Sin embargo, como siempre en la música de este grupo, la protesta viene sincopada en el peculiar desfase a contrapié, como tro pezando, de las cadencias jamaicanas.
Ritmo efectivo
Potato
Francisco L. Moya PKO (voz), Timoteo Ozaeta (batería), José R. Recio (bajo), Nando Arrieta (trombón), Iñigo Arrieta (trompeta), Carlos Martillero (teclado), Fran (guitarra) y Rubén F. de Lecea (saxo). Sala El Sol. 800 pesetas. Madrid, viernes 27 de febrero.
Potato cuentan con una efectividad rítmica francamente reseñable, unos vientos en la línea más ortodoxa del género, suficiente cobijo de guitarra y teclados y la presencia de un cantante, Paco PKO, que, si bien no cuenta con una voz espectacular, si tiene una personalidad norteña suficientemente acusada y un continuo vaivén que se le contagia al espectador desde el primer compás.Eso parte de que con gorra era clavadito a Luis Roldán, cosa que, en el día de la condena de este último, causó cierto asombro a parte de la concurrencia. ¿Sería el último concierto del ex director general de la Guardia Civil antes de ingresar en prisión?
Bromas aparte, la banda demostró con canciones como Kiérete, Futbola o las más antiguas Miguelín El Casero y Sube, que la línea de conexión que lleva de Jamaica a Euskadi sigue despejada y transitable. Muchos grupos viajan a través de ella. y los mejores, como Potato, van creando ya escuela.
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