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Castro insiste en que no habrá transición al capitalismo en Cuba

"No habrá en este país ninguna transición al capitalismo". El diario comunista Granma resumió ayer con estas palabras editadas en grandes letras rojas y en primera página la esencia del discurso de más de siete horas y media que pronunció Fidel Castro tras ser reelegido por la nueva Asamblea Nacional del Poder Popular presidente de la República hasta el año 2003. Más claro, agua. Y mejor resumido, imposible.Quizás alguien podría decir que la frase y la voluntad que encierra no es nueva: el comandante ha repetido esta idea en muchas ocasiones después del desplome del campo socialista y la desintegración de la Unión Soviética. Pero dicha a comienzos de año, después del famoso viaje del Papa y como eje del discurso de investidura de una legislatura con la que Cuba ha de entrar al siglo XXI, es esclarecedora.

Por lo demás, lo del martes -y también del miércoles, pues el discurso comenzó a las 5,20 de la tarde y terminó a la una de la madrugada- fue un ejercicio de resistencia para todos. Sin beber un solo sorbo de agua, sin una pausa para ir al baño, el veterano líder cubano, de 71 años, dejó bien claro que una de las grandes cruzadas revolucionarias en el futuro -quizás la principal- es conseguir la supresión del bloqueo económico norteamericano. Castro dijo también que no está preocupado por la muerte, pues está seguro de que la revolución cubana perdurará sostenida por las nuevas generaciones.

Habló además de su hermano Raúl, el ministro de las Fuerzas Armadas, para desmentir que lo hubiese nombrado su sucesor. "No tengo atribuciones para ello y esto no es un reinado", dijo. Algo que llamó la atención fue que mientras Fidel Castro asistió a la sesión constitutiva del Parlamento vestido con unifome de gala, Raúl lo hizo de traje y corbata.

Fidel se refirió a asuntos, tan disímiles como el aborto -dijo que era un mal, pero que no se podía prohibir-, la labor conspirativa de algunas embajadas en la Habana, la ayuda humanitaria -" si es al precio de la dignidad, como una limosna, no la queremos"- y de los retos económicos de Cuba en el futuro.

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