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El fiscal pide ocho años de cárcel para un detenido en la 'batalla naval' de Vallecas

Jan Martínez Ahrens

La batalla naval de Vallecas del 14 de julio de 1996 acabó como el rosario de la aurora: seis detenidos, dos policías heridos y decenas de bocas de riego forzadas. Un resultado que supuso el acta de defunción del festejo (en el que cientos de vallecanos se daban el chapuzón) y que ahora se ha convertido en la punta de lanza de una batalla judicial. La fiscalía, en un escrito calificado de extremadamente duro por la defensa, ha pedido para un detenido ocho años de prisión (una pena similar a la de homicidio frustrado) por desórdenes públicos, atentado y lesiones. Los otros cinco acusados se enfrentan a un año y medio de cárcel.

La fiesta del agua nació a principios de los años ochenta, cuando un grupo de vallecanos aplastados bajo la canícula sacó a remojo la idea de tirarse cubos de agua en plena calle. La refrescante juerga se convirtió pronto en tradición, hasta el punto de que en el multitudinario chapuzón llegaron a participar hasta 2.000 personas. Años hubo, como 1993, en el que, por mandato de la sequía" los vallecanos emplearon espuma para el festejo, y otros en los que alquilaron camiones cisterna para mojarse a fondo.Aunque en principio fue tolerada e incluso autorizada por los concejales del distrito, la batalla naval perdió poco a poco este beneplácito municipal. No gustaban a los munícipes los altercados que acarreaba, ni el uso cada vez más extendido que se hacía de las bocas de riego para jolgorio de los asistentes. Este desencuentro alcanzó su cima el 14 de julio de 1996, cuando la concejal de Puente de Vallecas, Eva Durán, desautorizó la fiesta y ordenó sellar las bocas de riego.

Esta prohibición no impidió que aquel día la batalla se celebrase, como siempre, en la avenida de la Albufera. El fiscal relata lo ocurrido: "Los acusados abrieron una boca de riego y extrajeron a través de una manguera el agua. Llenaron recipientes que se lanzaban contra quienes allí transitaban, y arrojaron ladrillos y piedras contra escaparates, deteriorando el mobiliario urbano". Esta algarada motivó la llegada de la policía nacional. No fue bien recibida: "Los acusados tiraron contra ellos ladrillos, piedras y cuantos objetos contundentes hallaban", dice el fiscal. En medio de la trifulca, el principal acusado, José Luis A. O., a la sazón de 18 años, agarró la llave de hierro con la que había abierto la boca de riego y, siempre según el fiscal, se lo lanzó a un policía. Éste intentó pararlo con la mano y se lesionó. Luego, José Luis siguió a otro agente y le lanzó a la rodilla un ladrillazo.

Resultado de este relato es la petición de ocho años de cárcel para José Luis, y de un año y medio para los otros cinco jóvenes. Ninguno tenía el día de los hechos más de 24 años.

Carlos Vila, abogado defensor de tres de estos últimos acusados, considera que la petición fiscal es "extremamente dura" y que su relato no se ajusta a lo ocurrido. "No está acreditado que mis defendidos participasen en la apertura de la boca de riego y mucho menos que lanzaran ladrillos y piedras, ni que insultasen a la policía. Tenemos testigos que lo demostrarán", señaló.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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