La tolerancia se abre camino

El éxito de los Programas de educación para la tolerancia y prevención de la violencia en los jóvenes ha hecho que el convenio entre el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Complutense, el Instituto de la Juventud y el Ministerio de Educación se renueve para años venideros.

Después de haber sido aplicado el proyecto en nueve institutos de secundaria de Madrid, muchos de los adolescentes cuya conducta era proclive a la violencia y la exclusión han pasado a adaptarse a las aulas y a sustituir la agresión por el razonamiento y la convivencia.

Valores como la paz, la tolerancia, los derechos humanos y la democracia han sido transmitidos a través de la formación de profesores, la discusión entre compañeros, el aprendizaje en grupo, la práctica en la resolución de conflictos y la aplicación de la democracia participativa.

"Hay que adecuar al máximo la enseñanza a la evolución crítica de la adolescencia, ayudando a asumir derechos y deberes", recomienda Díaz-Aguado, que propone como una de las fórmulas para reducir el riesgo de la intolerancia "la adaptación al sistema escolar y la integración en grupos de compañeros constructivos".

Los problemas derivados de una identidad negativa son para los autores del trabajo una de las principales causas de la violencia y el rechazo al contrario. Y estas actitudes, explican, se deben a la necesidad de algunos adolescentes de crecerse y erigirse en héroes. "Por eso, esconveniente enseñales a obtener protagonismo sin tener que recurrir a los problemas que pretenden prevenir. Hay que practicar una enseñanza específica sobre estos problemas para que ellos aprendan a detectar las condiciones que subyacen y cómo superarlas".

El programa pone énfasis en el trato afectivo y los modelos de conducta reales y no limitados a la teoría. "Es necesario aumentar la eficacia de los profesores en la transmisión de valores mejorando la calidad de la vida en la escuela", precisa Díaz-Aguado.