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Kohl pone las bases alemanas al servicio de Washington en caso de un ataque contra Bagdad

Pilar Bonet

El canciller alemán, Helmut Kohl, respaldó ayer a Estados Unidos y manifestó que las bases aéreas alemanas estarán disponibles en caso de que Washington emprenda una acción militar contra Irak. Kohl hizo estas declaraciones en la 34ª Conferencia de Política de Seguridad, que se celebra este fin de semana en Múnich con una nutrida presencia internacional de altos dirigentes y ejecutivos de la industria de defensa de ambos lados del Atlántico. Europeos y norteamericanos mantuvieron una acalorada polémica sobre la competencia entre la industria de armamento de ambos lados del Atlántico y también evidenciaron sus diferencias de comprensión sobre el compromiso adquirido en la defensa de los intereses comunes.

Varios representantes norteamericanos argumentaron que Europa no se involucra lo suficiente en situaciones que afectan a sus intereses y prefiere, en cambio, apoyarse en la potencia militar y económica de EE UU. "Seguro que alguien se pregunta qué sentido tiene para los norteamericanos estar en Bosnia, si los europeos no colaboran contra Irak", señaló el senador norteamericano Joseph Lieberman.Por su parte, el senador John McCain manifestó que la idea de que Washington no debe gastar dinero en Europa si los países europeos no desean ayudar contra Irak e Irán resulta difícil de rebatir en EE UU. Washington apoya en Bosnia, a pesar de sus reticencias y a pesar de que sus intereses en la zona son "marginales" si se comparan con los intereses europeos, afirmó McCain. "En asuntos fuera de Europa, sin embargo, necesitamos que Europa aporte su contribución", sentenció el senador, que exhortó a cerrar filas frente a Sadam Husein para evitar que éste continúe esforzándose por acumular un arsenal de armas biológicas y químicas.

Destrucción masiva

Kohl advirtió ayer que la producción de armas de destrucción masiva en Irak es un peligro que "ha de tomarse muy en serio" y señaló que la comunidad mundial no debe permitirle conscientemente a Sadam. Husein utilizar trucos para ganar tiempo. "Puede llegar un momento en el que no se pueda aguantar más y entonces los norteamericanos tendrán nuestro apoyo", afirmó el canciller. "Sin embargo, la pregunta es qué pasará después del ataque", matizó Kohl. "Para mí está claro que las bases aéreas que tenemos están al servicio de los norteamericanos", agregó.El dirigente alemán aseguró haber sido siempre muy escéptico respecto al régimen de Sadam Husein, incluso, según dijo, cuando otros confiaban en que éste se viera deteriorado por el enfrentamiento con Irán. Por su parte, el ministro de Defensa alemán, Volker Rühe, dijo que los norteamericanos no se habían dirigido a Alemania para anunciar el uso de sus bases.

El secretario de Defensa norteamericano, William Cohen, confirmó que las palabras de Kohl significaban que las instalaciones militares existentes en Alemania podían ser usadas por EE UU si era necesario. A una pregunta sobre la inminencia del ataque a Irak, Kohl replicó que la puerta abierta se estaba cerrando y que la responsabilidad estaba en manos de Sadam. Con el apoyo inequívoco prestado a la posible intervención en Irak, Kohl se desmarcó ayer de París, partidario de agotar aún la vía diplomática, y de Rusia, reticente a la intervención militar. "En algún momento, el presidente Clinton y sus aliados anunciarán que la diplomacia es infructuosa y utilizarán otros medios", señaló Kohl.

Kohl defendió ayer las relaciones transatlánticas con Estados Unidos y rechazó las invitaciones que se le hicieron para que tomara una posición propia entre París y Washington. Adoptando el papel de gran patriarca europeo, Kohl exhortó a considerar la "situación psicológica" de Rusia y dijo que este país es el "vecino más importante" de Alemania en el Este. Las conferencias impartidas en Harvard, indicó Kohl en alusión a las recetas monetaristas de los economistas norteamericanos, no pueden ser aplicadas mecánicamente en Rusia. El canciller trató además de disipar los temores de Polonia, que ha reaccionado con extrema sensibilidad ante el anuncio de la cumbre entre Rusia, Alemania y Francia el próximo mes de marzo en la ciudad rusa de Yekaterimburgo.

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Los polacos, según dijo Kohl, tienen la impresión de que cualquier mejora de las relaciones entre Rusia y Alemania es mala para ellos. La relación entre Bonn y Varsovia, aseguró Kohl, tiene un carácter "tan vital" para Alemania como la de Bonn con París. Moscú, a su vez, está muy molesta por los requerimientos de visado que Polonia ha introducido para los rusos, lo que supone restricciones al tráfico de pasajeros en las fronteras rusopolacas en el enclave de Kaliningrado.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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