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Movilizaciones en Ferrol para pedir al Gobierno que ponga fin a su aislamiento

Xosé Hermida

Las organizaciones ciudadanas de Ferrol (A Coruña) han emprendido una campaña de movilizaciones para reclamar del Gobierno y la Xunta medidas urgentes que logren paliar los trastornos causados por el derrumbe del puente de As Pías, contra el que chocó el pasado día 13 la plataforma petrolífera Discoverer Enterprise. Más de 2.500 personas se concentraron ayer en los dos extremos de la única vía de acceso directo a la ciudad, rota por la colisión del buque que se estaba construyendo en los astilleros de Astano. El alcalde, Juan Blanco, del PP, se entrevista hoy en Madrid con el ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, para concretar la promesa de que las comunicaciones estarán restablecidas el 30 de abril."Ya se han olvidado de nosotros, pero los problemas no han hecho más que empezar", se queja Bemardo Prego, portavoz de una plataforma ciudadana en la que se han integrado empresarios, sindicatos, todos los partidos excepto el PP y los ayuntamientos de un área urbana en la que viven 150.000 personas.

Hasta el sábado, miles de vecinos de los municipios de Fene, Ares y Mugardos estuvieron sin suministro de agua, ya que en el accidente se rompieron parte de las tuberías que conectaban estos pueblos con la red de Ferrol. Las autoridades han ampliado los servicios de transporte público con trenes y autobuses gratis. Las lanchas de pasajeros que comunicaban las dos riberas de la ría han vuelto a entrar en servicio tras años de abandono. Pero aún así en horas punta resulta imposible recorrer en menos de una hora los 20 kilómetros entre Ferrol y Pontedeume, en la carretera que conduce a de A Coruña.

Costes del transporte

Los empresarios se quejan del aumento en los costes del transporte y el comercio se resiente de las reticencias de los vecinos de la comarca a acercarse a la ciudad medio aislada para hacer sus compras. Las grandes superficies tratan de no perder clientes ofreciendo gasolina gratis y la opción de encargar pedidos por teléfono.En su obsesión por tranquilizar a los ciudadanos, las autoridades han hecho promesas contradictorias. Primero se habló de levantar un puente metálico mientras se construía un nuevo acceso, aunque la idea ha sido desechada. Si no hay nuevos cambios, Fomento prevé aprovechar la vieja estructura del puente para construir uno nuevo de cuatro carriles. La primera fase del proyecto permitiría restablecer la circulación antes del 30 de abril. De momento no se ha movido ni un martillo.

Las indecisiones de la Administración y la negativa de la Xunta y del Gobierno a recibir a los representantes de la plataforma han abonado la incredulidad de estos ante las promesas oficiales. De ahí el acto de protesta de ayer, un ensayo ante la movilización multitudinaria que se prepara para el domingo próximo.

Con la economía hundida por una reconversión naval que costó unos 10.000 de empleos y la ciudad aislada en su esquina noroeste -aún espera a que concluya el último tramo de la autopista del Atlántico, concebida hace más de 20 años como un eje Vigo-Ferrol-, los vecinos vuelven a mostrar la sensación de agravio que arrastran desde hace tiempo.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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