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Promotores con pedigrí

Fernando Marcote, el promotor, y Pepe Castro, el alcalde de Ponteareas, las dos cabezas visibles de la Universidad del Atlántico, tienen otras cosas importantes en común. Ambos son grandes admiradores de Franco y detestan la lengua gallega, por ejemplo.Pepe Castro es alcalde de Ponteareas -él se niega a galleguizar el nombre, que en los membretes municipales es Puenteáreas- desde 1968. Presume de la amistad de Fraga y de honrar la memoria de Franco. Clavó un busto del dictador en la Plaza Mayor del pueblo, en época de la transición, y, a fuer de pintoresco, hace unas semanas se negó a cambiar el nombre de la calle del 18 de Julio -la oposición proponía avenida de Vigo- aduciendo que "tampoco se le cambia el nombre a la paga extraordinaria", que en Ponteareas, por lo visto, sigue siendo "del 18 de Julio".

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Uversidad privada con dinero público

Para promover la Universidad del Atlántico ha escrito una carta al vecindario ofreciendo acciones de 12.000 pesetas. Hace 15 años envió a los comerciantes una carta parecida, ofreciéndoles acciones de 25.000 pesetas para comprar y restaurar el Gran Hotel Balneario de Mondariz. Nunca se llegó a comprar el hotel y aún hay quien no recuperó la puesta. Los vecinos miran su entusiasmo más bien de reojo.

Fernando Marcote compró en 1991 una finca renombrada en Redondela, Torres Agrelo, anunciando que instalaría en ella la Fundación Marcote y una Universidad de Verano; la dedicó a turismo rural.

Por el camino también le falló un proyecto compartido de construir una plaza de toros en Nigrán. Organiza torneos internacionales de ajedrez y, en colaboración con centros del extranjero, actividades docentes y deportivas diversas. Cemar, Centros de Enseñanza Marcote, es el sello.

Empezó dando clases en un piso, hace 35 años. "Se sabe mi trayectoria; es una garantía de calidad Y seriedad", afirma. Es propietario de dos colegios en Vigo y de un complejo escolar en Mondáriz, con una matrícula global de 1.500 alumnos, de educación infantil a COU.

Estos centros se distinguen, según fuentes sindicales consultadas por este periódico, por su fe pedagógica en el lema "la letra con sangre". Y en castellano: Marcote abanderó una campaña contra la asignatura de Galego y, cuando no tuvo más remedio que incorporarla a sus programas, prohibió a los profesores hablarlo fuera del aula.

Profesores que pasaron por Cemar destacan, como principal recuerdo, las ganas que tenían de aprobar las oposiciones para ejercer en la enseñanza pública y liberarse. "De irregularidades académicas y retributivas, del clima de tensión y vigilancia, del trato despótico del director, con él retrato de Franco en su despacho, sin querer enterarse de la LOGSE, resume uno.

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