Argelia se niega a recibir a una delegación europea que considera de "bajo nivel"

El Gobierno de Argel rechazó ayer recibir a la misión diplomática de la Unión Europea (UE), una troika de funcionarios que tenía previsto iniciar mañana su visita al país magrebí. Y lo hizo con un sólido argumento: no es lógico que sus ministros reciban a diplomáticos dé segundo rango para tratar temas de alta sensibilidad, como el terrorismo y las matanzas. La actual presidencia británica declaró su "decepción" y remitió toda reacción al Consejo de Ministros de Exteriores del próximo día 26, sin excluir el envío de una troika de nivel superior en el futuro.

La bofetada fue mayúscula. "Una visita a este nivel carece de sentido, la delegación comunitaria no vendrá", dijo escuetamente ayer el ministro argelino de Exteriores, Ahmed Attaf, en una improvisada conferencia de prensa celebrada en Argel. Attaf arguyó que los temas que iban a tratarse eran demasiado "importantes" como para ser discutidos por una delegación "de bajo nivel" en el escalafón. No era un comentario tras haber comunicado su decisión por vía diplomática, sino la misma comunicación de la negativa, la única realizada.Peor aún. Attaf dio cuenta de su decisión en el mismo momento en que el presidente semestral de la UE, el ministro británico de Exteriores, Robin Cook, piropeaba a su país ante el Parlamento Europeo, reunido en Estrasburgo. En el instante en que reiteraba, frente a los diputados más inconformistas, que Argelia es un "país amigo"; en que aseguraba no tener constancia de que el Gobierno del presidente Liamín Zerual o sus fuerzas policiales tuviesen complicidades con los violentos, y en que explicaba que la misión de la troika, consistía, además de informarse sobre el terreno, en recabar de Argel si necesitaba ayuda o consejos para "poner fin" al terrorismo. Mayor ridículo, imposible.

Tras regresar a Londres, Cook se declaró "decepcionado y sorprendido", porque la negativa seguía a las "estimulantes indicaciones" recibidas anteriormente. En efecto, el embajador británico en Argel había obtenido hace ya días el visto bueno de principio del Gobierno argelino a la visita, a la espera sólo de comunicarle el programa y el nivel de la misma. Medios diplomáticos europeos consideraron que el Foreign Office había cometido un grave error, al obviar todo contacto telefónico directo entre Cook y Attaf y confiar únicamente en las gestiones de su embajador.

Pero ése no fue el único error. Frecuentemente componen la troika los directores políticos, personajes claves de las diplomacias europeas. En esta ocasión, Argel recibió como un desprecio el hecho de que fueran a formar parte de la misión los directores territoriales, de parecido rango jerárquico a los anteriores, pero de menor prestancia política. Seguramente influyó en esta selección el hecho de que el director político del Foreign Office esté de viaje en Washington.

'Troika' de rango superior

¿Qué va a pasar ahora? Cook dejó las puertas abiertas a enmendar su entuerto y, enviar otra delegación de más peso, asegurando que el "nivel de la visita" no debe ser un impedimento, porque la UE está decidida a "comprometer al diálogo" al Gobierno argelino. Un alto funcionario de su departamento aseguró que no se excluye elevar el rango de la misión, incluso a nivel ministerial. Pero toda reacción sólida o nueva decisión deberá ahora esperar al Consejo de Ministros del próximo día 26, con lo que además de cierta dignidad, se ha perdido un tiempo precioso.Otros medios comunitarios criticaron a Argel señalando que "su negativa dispara las sospechas de que esté ocultando algo", en referencia a las acusaciones de connivencia policial con los actos terroristas formuladas por organizaciones no gubernamentales.

En Argel, la justificación avanzada por las autoridades y lo precipitado de su decisión hace pensar que la causa principal se encuentra en el rechazo de Argel a que la UE haga presión públicamente y en su propio país para que el régimen Zerual inicie un "diálogo político" con todas las fuerzas representativas del país que rechacen la violencia, "sin excepción". Esta petición de diálogo que ha sido manifestada reiteradas veces tanto por la oposición argelina como por numerosos Gobiernos occidentales y organismos internacionales.

Desde el estallido del conflicto en Argelia, desencadenado en 1992 por el golpe de Estado militar y la anulación de la victoria electoral del FIS, las autoridades argelinas no han aceptado nunca el envío de "misiones" occidentales, aunque fueran de simple información, alegando su supuesto propósito de "injerencia en los asuntos internos".