Enigmas de dinosaurios, aves y plumas
China empieza a desvelar los tesoros del yacimiento de fósiles de Yixian
Para los muchos paleontólogos que creen en el cercano parentesco entre aves y dinosaurios, el descubrimiento de un dinosaurio cubierto de plumas constituiría un buen regalo navideño. El 8 de enero apareció en la revista Nature una descripción -la primera en Occidente- del Sinosauropteryx, un dinosaurio emplumado. La Navidad llegó un poco tarde, pero más vale tarde que nunca.El informe, redactado por el chino Chen Pei-Ji y un grupo de colegas del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing, es una segunda descripción de dos especímenes de un dinosaurio llamado Sinosauropteryx (la primera descripción, preliminar, se publicó en chino en 1996) que fueron hallados en el yacimiento de Yixian, de hace 145 millones de años, en la provincia de Liaoning, en China meridional. Desde entonces se ha encontrado un tercer especimen.
El Sinosauropteryx era un dinosaurio terópodo, un miembro más del gran grupo de dinosaurios bípedos y carnívoros como el Velociraptor o el Tyrannosaurus. Sin embargo, su pariente más cercano pudo ser el Compsognathus, que tenía el tamaño de un pollo, y que fue descubierto en los mismos sedimentos alemanes que el ave más antigua conocida, el Archaeopteryx (esto es irónico, ya que al menos un espécimen de Archaeopteryx fue confundido con los restos de un Compsognathus, ya que las impresiones que suelen dejar sus plumas se habían borrado).
Cola muy larga
Como el Compsognathus, el Sinosauropteryx tiene unas grandes y curiosas garras delanteras, cuyo poderoso primer dedo es tan ancho como el radio, uno de los huesos de su antebrazo. El Synosauropteryx tiene otras características únicas, como la longitud de su cola, más larga que el cuerpo en sí.En los fósiles encontrados del animal hay rastros de los órganos internos. Un especimen parece haberse comido una lagartija, mientras que otro (el mencionado tercer especimen, todavía por describir) se había comido un pequeño mamífero. Uno de los ejemplares descritos por Chen y su grupo debió de ser hembra, ya que cuando murió contenía algo que parecen huevos.
Sin embargo, la característica que más llama la atención son los curiosos flecos compuestos por un material similar al pelo, y que van desde la cabeza hasta la cola del animal. Aunque parezca que estas estructuras forman, desde la cabeza hasta la cola, un único flequillo, esto es un fallo en la preservación de los restos. Hay evidencia suficiente para afirmar que todo el cuerpo del animal estaba cubierto por estos flecos.
Para dejarlo bien claro desde el principio, estas estructuras no son plumas -al menos en el sentido actual de pluma. Carecen de las barbas y cendales que tienen las plumas modernas. Pero tampoco son pelos- están huecos, pero son demasiado grandes para ser pelo de cualquier mamífero, y algunas de estas estructuras están ramificadas, hecho inédito en el pelo, pero característico de algunas plumas.
Parecen similares a las plumas altamente modificadas de algunos pájaros que no pueden volar, como el kiwi (Apteryx) de Nueva Zelanda. Pero el parecido sólo puede ser superficial. La razón de esta superficialidad. es la evolución de ambas especies: Aunque es fácil suponer que el kiwi evolucionó a partir de antepasados voladores, también es fácil suponer que el vuelo nunca formó parte de las características de los antecesores del Sinosauropteryx.
La teoría más aceptada sostiene que los pájaros están más relacionados con un grupo de terópodos en particular: los dromaeosaurios, a los que pertenece, por ejemplo, el Velociraptor. Muchos dromaeosaurios tenían características de ave: clavículas fusionadas, largas patas traseras similares a las de los pájaros, grandes órbitas. oculares y huesos de la cabeza huecos para que cupieran bolsas de aire. Pero a pesar de todas sus similitudes los dromaeosaurios tenían las patas delanteras relativamente cortas, en claro contraste con las alas de cualquier pájaro, y (por lo que se sabe hasta ahora) carecían de plumas. Además, eran bastante más grandes que un Archaeopteryx, que tenía el tamaño de un cuervo.
Los terópodos como el Compsognathus representan una rama muy primitiva de la familia. Incluso el gigantesco Tyrannosaurus está relacionado de forma más cercana con las aves que el Compsognathus y, por tanto, que el Sinosauropteryx. Además, este inclasificable recubrimiento bien pudo ser característico sólamente del Sinosauropteryx, ya que, pese al parecido con el Archeopteryx, no se sabe de ninguna especie de Compsognathus que poseyera un recubrimiento de plumas o pelo.
¿Qué significa esto? En esencia, que el Sinosauropteryx no está particularmente relacionado con la ascendencia de las aves. Esto es mucho más útil de lo que parece, ya que implica que cualquier discusión sobre los flecos que no son pelo ni pluma debe estar separada de cualquier discusión sobre el origen de los pájaros.
La versión de que las plumas se desarrollaron específicamente para el vuelo no es apoyada por la evidencia de que los pájaros están emparentados con los dinosaurios. Las plumas se desarrollaron, eso seguro, pero es infructuoso especular sobre el porqué hasta que se clarifique la relación entre aves y dinosaurios.
Una vez que esto quede aclarado, se verá que las plumas pueden haberse desarrollado por una serie de razones, siendo una de ellas el vuelo. Pero el resto de las razones no podrán ser interpretadas por un grupo de humanos que vive cientos de millones de años después.
Debate sobre el origen
Este último punto puede ser crucial para el desarrollo de la discusión. El debate sobre el origen de las plumas siempre ha dado por hecho que las plumas siempre han sido como son ahora. Presumiblemente, hubo criaturas emparentadas de forma lejana con las aves que tenían protoplumas, estructuras homólogas a las plumas, pero que no tenían por qué realizar las mismas funciones que las plumas actuales.Entonces, ¿pudo el Sinosauropteryx tener protoplumas? La respuesta más dura es que probablemente nunca lo sabremos, ningún animal viviente posee protoplumas, por lo que no sabemos cómo eran, si es que existieron. La naturaleza del fibroso abrigo del Sinosauropteryx puede quedar como un misterio.
[En España se encuentra un enclave determinante para resolver el enigma del origen de las aves]. Se trata del yacimiento de las Hoyas, en Cuenca, de hace 115 millones de años, donde paleontólogos dirigidos por José Luis Sanz, de la Universidad Autónoma de Madrid, han descubierto varias especies de dinosaurios con plumas en fósiles muy bien conservados].
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