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Estocolmo se convierte en una gran "mesa sueca" cultural

, Con el eco de la última campanada que marcó el fin de un año y el comienzo de otro, Estocolmo se estrenó como Capital Cultural de Europa 1998. Con menos estridencia y promoción que si se tratara de la elección para sede de algunos de los eventos más comerciales que deportivos internacionales, pero con muchas voluntades dispuestas a entregar sus mejores energías para hacer honor a la distinción otorgada.

La elección de Estocolmo coincide con un periodo de creciente interés por el estudio de las relaciones entre el norte y el sur europeos que tuvo el pasado mes de noviembre en Madrid un interesante testimonio cuando el Consejo de Ministros nórdico patrocinó una reunión de 80 profesores de los países nórdicos que enseñan en universidades de España, Portugal, Italia y Francia. Estocolmo quiere demostrar y mostrar que, además de Alfred Nobel y sus premios, Strindberg, Bergman, los ABBA, o Björn Borg, referencias inevitables sobre Suecia en el exterior, hay muchos otros motivos para figurar en el "mapa cultural" de Europa y el mundo. La ciudad de Estocolmo, con la metamorfosis de sus cuatro estaciones del año, su arquitectura, su exuberancia de agua y espacios verdes y una relación armónica entre el paisaje y el ser humano, es en sí misma un hecho cultural pero, además, intentará desplegar una inmensa mesa sueca en la que los comensales provenientes de los más diversos lugares puedan saborear un menú de calidad y variado. El teatro, el cine, las artes plásticas, la música en sus diversas expresiones, la literatura, la arquitectura, el diseño, la danza y todas las manifestaciones de la eterna voluntad humana de simbolizar la belleza y los sentimientos en una obra de arte, estarán representadas.

Con la habitual previsión sueca, ya está impreso un catálogo con el programa preliminar para los 12 meses del año en el que la principal contribución española, por el momento, será la inauguración del Museo de Arte Moderno de Estocolmo el próximo 14 de febrero, una obra que ha popularizado el nombre del arquitecto español Rafael Moneo más allá del círculo de los especialistas y que en el verano exhibirá una gran muestra de Joan Miró. Está también prevista una representación de La Celestina, dirigida por el canadiense Robert Lepage, pero la agenda está abierta y no se descartan nuevas aportaciones.

Los objetivos propuestos no se limitan a difundir en el exterior las posibilidades culturales de Suecia y Estocolmo, sino también afirmar los vínculos en esa esfera con otros países.

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