La policía evita en Tenerife el suicidio de una treintena de miembros de una secta
Entre los seguidores de la supuesta rama del Templo Solar había cinco niños
La policía de Santa Cruz de Tenerife evitó ayer un suicidio colectivo de 33 personas, entre ellas cinco niños preparado por Heide Fittkau-Garthe, una psicóloga alemana de 56 años afincada en la isla desde hace una década y que es la presunta líder de una ramificación de la secta Orden del Templo Solar. Fittkau fue detenida durante una operación policial realizada en la madrugada del jueves en un edificio del barrio de La Salud de la capital tinerfeña, donde la doctora tenía una consulta en la que preparaba a las víctimas vara el fin del mundo.
En el momento de la intervención policial, fueron identificadas 14 mujeres, 13 hombres y cinco niños que habitaban en otras viviendas del inmueble registrado. Todas las personas identificadas por la policía son de nacionalidad alemana a excepción de una mujer peninsular con residencia en Canarias.Los protagonistas de esta historia -muchos de ellos vivían en Alemania de forma permanente- visitaban periódicamente a Heide Fittkau-Garthe que celebraba reuniones por las que sus seguidores llegaban a pagar hasta 50.000 pesetas por cada una de ellas.
En dichas sesiones, la líder sectaria analizaba' los puntos débiles de sus pacientes y les preparaba para la llegada del fin del mundo, previsto por la doctora para las ocho de la tarde de ayer. El plan era reunir al grupo en Las Cañadas del Teide donde, según la líder, debía llegar una nave espacial para salvar a sus pacientes del final del mundo. Tras comprobar que el vehículo salvador no llegaba, el otro paso era el suicidio colectivo.
Actitud comprensiva
La Delegación del Gobierno en Canarias desconoce el método que se iba a utilizar para quitarse la vida y si la líder de la secta sería también víctima en el rito.De momento no se ha podido obtener información de las 32 personas pertenecientes al grupo, ya que aún están bajo el control de Heide Fittkau-Garthe y mantienen un silencio absoluto al respecto.
Los seguidores de esta secta tienen edades comprendidas entre los 20 y los 60 años, además de un niño de 12, dos niñas de 10 y otras dos de seis y ocho años. El nivel cultural y económico de estas personas es medio o alto y algunas de ellas son licenciadas universitarias.
El delegado del Gobierno en Canarias, Antonio López, ha pedido comprensión para estas personas por considerar que son víctimas de un proceso en el que están atrapadas y cuya responsabilidad recae en la psicóloga alemana. Por ello, la líder es la única detenida, mientras que los demás han quedado como testigos y sujetos a los llamamientos policiales y judiciales que se realicen para profundizar en los detalles del suceso fallido.
En esta isla se han sucedido investigaciones en los últimos meses sobre las actuaciones de la Orden del Templo Solar. En junio se llegó a hablar de otro hipotético suicidio colectivo que se preparaba con motivo del solsticio de verano. En aquella ocasión no se ofrecieron excesivos datos porque las autoridades gubernativas no querían sobredimensionar el problema.
La implantación de la Orden del Templo Solar en Canarias data del año 1984 cuando uno de sus fundadores, Luc Jourec visitó el archipiélago. Según el experto Eloy Valdés, este colectivo no es sólo una secta destructiva muy peligrosa sino también una organización criminal, como se demuestra en las autoinmolaciones que hubo en Suiza -allí murió el propio Jourec-, Canadá y Francia.
Después del ritual que tuvolugar en Francia, las autoridades de aquel país han intentado cercar a esta secta para evitar más actividades de este tipo, lo que ha obligado a los responsables de la Orden a buscar un nuevo núcleo central, que podría ser la isla de Tenerife.
Valdés ha reiterado que el archipiélago canario es un lugar donde existe una alta proporción de personas introducidas en sectas y, según sus datos, en la isla de Tenerife existen entre 30 y 50 personas que pertenecen sólo a la Orden del Templo Solar. Precisamente un tinerfeño, Leopoldo Cabrera Gil, fue uno de los que apareció muerto en el suicidio colectivo ocurrido en Suiza en 1994.
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