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Marcos dice que no rendirá las armas porque "no hay ninguna esperanza''

Juan Jesús Aznárez

, En tanto el nuevo gobernador de Chiapas, Roberto Albores, prometía combatir a los grupos paramilitares y colaborar en la búsqueda de un desarme negociado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el subcomandante Marcos advertía sobre el advenimiento de próximos horrores en el empobrecido Estado y choques con los militares, y negó al presidente Ernesto Zedillo voluntad pacificadora. El guerrillero no piensa entregar las armas "porque no hay esperanza" de mejoras en Chiapas.

"Zedillo cambia de hombre [destituyendo al anterior ministro del Interior], pero no de estrategia en el caso de Chiapas", declaró Marcos mediante un comunicado "desde las montañas del sureste de México". Aunque el jefe guerrillero rechazó desarmar a su gente porque "por acá no tenemos ninguna esperanza de que las cosas mejoren", el Gobierno y Albores se declararon convencidos de que, pese a los augurios zapatistas, las cosas pueden mejorar y han empeñado su palabra en conseguirlo.Abucheado por la oposición política y apremiado por el Ejecutivo federal, el anterior gobernador del Estado donde el 22 de diciembre 45 indígenas fueron asesinados a tiros mientras rezaban, Julio César Ruiz Ferro abandonó el cargo manifestándose tranquilo de conciencia y con las manos limpias. Una comisión de Médicos del Mundo de España, con su presidenta, Pilar Estébanez, a la cabeza, visitó Chiapas para observar en directo el desalentador. enconamiento de esa región mexicana, donde Marcos acusó a las Fuerzas Armadas y a sectores vinculados al Gobierno de encubrir a los responsables de la matanza y de hostigar a los habitantes de los poblados tenidos como. rebeldes. "Si hacemos caso a los comunicados de la VII Región Militar, las tropas sólo se han dedicado, por un lado, a cortar el cabello y dar pláticas de educación sexual a las bandas paramilitares, y, por otro lado, a reforzar su empeño de atacar a las comunidades zapatistas".

Albores, militante del gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el cargo hasta el 2000 si las turbulencias políticas y la selva Lacondona se lo permiten, definió al EZLN como "una insurgencia popular a la que se tiene que dar un tratamiento especial". "Vamos a poner todo nuestro esfuerzo para castigar a los culpables, sin importar condición política, social o económica". Albores, dispuesto a una entrevista con Marcos (al igual que el nuevo ministro del Interior, Francisco Labastida), admitió que el alzamiento de hace cuatro años tiene su origen ''en la desigualdad social, en el colonialismo interno y en la explotación de los indígenas". El nuevo gobernador, que fue miembro de la Comisión de Concordia y, Pacíficación (Cocopa), resumió su disposición: "Vengo a jugármela por Chiapas". No le creen quienes, desde las filas de la oposición o desde la prensa, aún le consideran exponente de intereses ganaderos, empresariales o caciquiles.

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